Boletín Nº113 Año X
Diciembre 2016
Comedores de papas - Van Gogh
SUMARIO
Apuntes para la Estética del Posimpresionismo IV Parte
HARTYVISTA
Homenaje a Cervantes
Culás
Apuntes para la Estética del Posimpresionismo IV Parte
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
Vincent van Gogh
Hacia 1880 dejó París
para ir a la Provenza donde fundó el taller del Mediodía. Pintó allí la vida rural
de la región, como puede apreciarse en
Los descargadores en Arlés y Les
vessenots en Auvers.
Los descargadores de carbón en Arlés - van Gogh
Les vessenots en Auvers - van Gogh
Estando en el sur
invitó a Paul Gauguin a visitarle. Le había conocido en la capital de Francia.
Con él compartió reflexiones sobre la presencia vital en todo lo visible y
también las pequeñas alegrías y las angustias del cotidiano quehacer. La
convivencia tuvo experiencias altamente emotivas y creativas, pero fue harto
difícil. Y tanto, que culminó en la tan conocida autoagresión del episodio del corte de la oreja.
Paul Gauguin - van Gogh
Tras ese incidente, su
amigo le dejó y él cayó en una profunda depresión y padeció la internación psiquiátrica voluntaria.
Entonces estuvo bajo la atención del Doctor Paul Gachet. Como muestra de
agradecimiento por su cordialidad en el trato terapéutico, el artista lo
retrató.
Retrato del doctor Gachet- van Gogh
Luego pintó Los cuervos sobre el trigal. Su patología, la mala alimentación,
la desnutrición, la adicción y varios otros males propios de la miseria, de su
trabajo y de su época favorecieron la cuestionable, pero exitosa y perdurable
interpretación del accidente que tras dos días de agonía le llevó a la muerte.
Los cuervos sobre el trigal - van Gogh
La creencia en el
suicidio ocultó la realidad más probable: un disparo hecho por jóvenes
universitarios, metidos a cazadores furtivos. Mal, tarde y nunca se encontró el
arma con la que se supone se hirió Vincent. Se prefirió el mito a la verdad
histórica. Y eso se refiere al público en general, la crítica especializada y
hasta la propia familia.
La mejor explicación
es la más económica, la que tiene menos supuestos, la más sencilla, como
estableció Guillermo de Ockham en la
enunciación de su muy afilada navaja epistemológica, en el siglo XIV.
Guillermo de Ockham
Pese a todo, lo único
indiscutible es su legado. La subjetividad de su mirada y la intensidad de la
experimentación emotiva que movieron pinceles y espátulas para producir el Camino con cipreses le hicieron el
precursor del Expresionismo, representado por Edvard Munch, Oskar Kokoschka,
Ernst Ludwig Kirchner y Emil Nolde.
Camino con cipreses - van Gogh
En 1973 en Amsterdam
se inauguró el Museo Vincent van Gogh que
desde ese instante alberga y exhibe sus variadas obras, que despreciadas por
sus contemporáneos, son en la actualidad inmoralmente valuadas por la codicia
del avaricioso mercado de arte.
Museo Vincent van Gogh
El público, los
creadores y productores de objetos de arte deben ser analizados para saber cómo
una sociedad construye el valor de una obra de arte en un momento determinado
de la historia y hace de un artista un alguien especialmente reconocido por sus
productos, como precursor.
HARTYVISTA
Texto:
Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen:
Prof. Elsa Sposaro
La exposición Hartyvista es tan singular que para su
presentación necesitó la creación de un neologismo. El término fue compuesto
con otros para expresar la pluralidad de conceptos que, en su complejidad,
abarca.
En principio se trata
de una muestra, de una selección de
una cantidad de objetos extraídos de un conjunto, un universo mayor, para
mostrar, exhibir, analizar y observar. Esto es, para ser vista.
Eso es así, no sólo en
la Ciencia, sino también en el Arte. En este caso el criterio no es meramente
estadístico. Las piezas recogidas son expuestas, dando lugar a una exposición, abierta al público por un
tiempo limitado o bien permanente, sea individual o colectiva.
Hartyvista fue
presentada en el mes de noviembre de 2016, en el CIIE de General Pueyrredón, en
la ciudad de Mar del Plata, en forma colectiva, sin opción de compra, aunque en
galerías privadas las obras suelen ser tratadas como mercancía.
Por lo tanto, las
producciones son vendidas y compradas. Esto supone la existencia de un mercado
y sus herméticos apéndices. Al enajenar los bienes también se enajena al agente social involucrado y
se pierde lo característico, propio y auténtico de la Humanidad: la libertad.
Es pensando en cosas
como esas que compañeros artistas (hartistas)
han elaborado en el siglo XXI (siguiendo los ilustres ejemplos de las
Vanguardias del XX) su propio Manifiesto.
En el cual declaran que consideran que el Arte es de y para todos y que estando
hartos del Anti-Arte, se oponen a
él.
Esta actitud es a la vez un punto de
arranque y una meta. Y la principal palabra del título es activista, derivada de acción
y señala a quien le da prioridad al hacer, frente al quietismo y la
inercia. Este término designa a quien toma parte activa en una lucha política: social o sindical para realizar la
idea que propone.
Puede ser usada como
elogio, aunque generalmente esta palabra es empleada en forma derogatoria, como
su sinónimo: militante. Se la suele
relacionar con la protesta gremial o partidaria y se la entiende como uno de
los instrumentos de los que se vale: la propaganda.
Por eso las etiquetas
de activista o militante hacen que su portador@ sea considerado@ mal o bien, según se trate del régimen imperante,
o de los colegas que impulsan la revolución (cualquiera que ella sea).
La vista remite,
por un lado, al principal de los sentidos, considerado capital por Aristóteles
y jerarquizado en la era de las pantallas múltiples. Por otro, nos refiere a la
perspectiva, que desde el
descubrimiento renacentista en las Artes
del espacio (Plásticas) ha ido
revalorizándose con el transcurso del tiempo hasta permitir su
aplicación actual en el ámbito de las Ciencias Sociales.
Estos considerandos
nos sitúan nuevamente en el contexto originario de las Artes Visuales de las que partimos en este recorrido. Así, en la
década del sesenta en el siglo XX, la lucha por la libertad se llevó a cabo con
Música. Las canciones de protesta, en sus letras e motivas movían a la
acción.
Al entrar en la
centuria XXI las propuestas para la
acción vienen en forma de imágenes, algunas
realistas y otras simbólicas. Las metáforas visuales se recuperaron e
incorporaron al nuevo arsenal artístico.
Este patrimonio
cultural permitirá, al reconstruir el Arte, construir una sociedad en que los
conceptos de poder, dominio y los a ellos asociados, como sometimiento,
vulneración, vasallaje y otros similares sean vacíos, anticuados, arcaicos y
anacrónicos. Las auténticas “malas palabras” del nuevo milenio.
El Arte, la Salud y la
Educación son construcciones no
negociables. Constituyen derechos adquiridos tras largas y cruentas luchas. La cultura no
se merca, se hace participativa y colectivamente y, de ese modo, entre todos solidariamente
se defiende.
Homenaje a Cervantes
Texto: Prof. Graciela Sovrán Haro
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
Último poema
Don Quijote no se muere,
El que muere es Don Alonso.
Muere el Imperio español
Y el hidalgo sufre todo.
Don Quijote se agiganta
En el alma de Cervantes.
Alonso Quijano irrumpe
Con la muerte por delante.
Sancho siente al caballero
Como su sentir más propio.
Quiere volver al sendero,
Ilusionando sus modos.
La muerte de Don Quijano
Emula la de la Iberia.
Los errores estremecen
La monárquica presencia.
El héroe no desvanece
Su sugestiva figura.
Su presencia se enaltece
En la cervantesca ruta.
Va muriendo Don Alonso
De una correcta cordura.
Don Quijote se va pronto
A la sugestiva luna.
Celada de cartón nueva
No probará el caballero.
La monárquica presencia
Mucho protege su yelmo.
Los errores del Imperio
Hacen llorar al hidalgo.
El caballero en su cielo
Va un nuevo Imperio creando.
Realismo y costumbrismo
Se mueren con el hidalgo.
Don Quijote cobra visos
De idealismos fantásticos.
Sancho pretende alejarse
De Don Alonso que muere
Y al idílico Quijote
Se abraza con fuerzas fuertes.
Muerto el real costumbrismo,
El idealismo exalta;
La pretensión de lo lírico
En un mar que se agiganta.
Lo biográfico aturde
Con lo autobiográfico.
Cervantes mismo se funde
En su personaje mágico.
CULÁS
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
El abuelo Nicolás contaba que desde el día de su santo y
durante todo un mes, en su aldea festejaban las Santas Pascuas por la Navidad
del Señor. Y, según decía, en la casa eran celebradas por la familia entera,
pero quienes disfrutaban más eran los niños. El lugar convocante era la cocina. Alrededor de ella giraba toda la acción.
En el centro de la estancia se destacaba la presencia
erguida, augusta y fuerte de una columna central, que además de sostener la
vivienda, servía de asistente de comadrona en los partos silvestres, que la
necesidad (cumplidas las nueve lunas) obligaba a improvisar.
Allí, a la espera de los sabrosos manjares, se reunían
los parientes, como prolongando la Acción de Gracias campesina, pues las
apetitosas viandas eran recibidas en la mesa, como dones. Luego de comer los
mayores continuaban por horas bebiendo y riendo, contando historias y cantando canciones
tradicionales y Villancicos:
Año Nuevo, vida nueva.
Año Nuevo, ¿qué traerá?
El Viejo suspiros lleva.
El Nuevo ya los traerá.
Mientras
tanto, los más pequeños, cansados ya, se retiraban, con ese pretexto para
tratar de sorprender al gigantón que cada Nadal bajaba de las dehesas para
visitar a los niños mientras dormían. Por entonces se decía que el Apalpador vivía en un claro del bosque y era
para unos, carbonero y, para otros, criador de cerdos, a los que alimentaba con
bellotas.
Su
nombre en la Galicia rural, lo debía a que para asegurarse de que estuviesen
bien nutridas las crianzas (por haber comido abundantemente durante todo el
período en que no las vio) él entraba sigilosamente en sus habitaciones y les
palpaba la barriga.
Quienes
lograron verlo le describen como un viejo bonachón, luciendo una espesa barba,
vestido con un colorido traje raído, con muchos remiendos y llevando como
accesorios un rústico bastón y una boina de paño, como el de los patucos que
calza. Muchos también completan su retrato al mostrarlo fumando en pipa. Sus
imágenes van de las más realistas a las más ingenuas.
Mi avó,
el yayo aseguraba que así se le presentó, siendo neno, menino aún, y le observó
cuando le dejaba castañas y otros regalos para augurarle prosperidad. Eran
aquellos tiempos, los suyos, de escasez en su tierra y el alimento era causa de
preocupación o alegría, según faltase o no.
Mi
padre diría más tarde que en su niñez las frutas secas las había a montones en
cada casa. Quizás fue por eso que el buen Pendigueiro las sustituyó generosamente por juguetes. Ese gesto tenía una
retribución infantil: retratos cariñosos.
Y ya en
la tercera generación, este Papá Noel galaico, por la influencia anglosajona,
fue desplazado por Santa Claus. Debo decir que el espíritu liberal transformó a
este simbólico personaje en mercancía e hibridó en él características diversas.
Ellas
van de las prácticas relacionadas con el solsticio de invierno (en el
Hemisferio Septentrional) por lo que se ubica su domicilio en el Polo Norte y
la potencialidad de Thor, la deidad escandinava; a la magnanimidad de San
Nicolás de Bari; pasando por el arte, con elementos de ficción literaria
debidos a la irónica pluma de W. Irving
y bocetos de ilustraciones de Nast y alcanzan su punto culminante en la imagen
de la opulencia consagrada por la marca líder de la multinacional de
gaseosas.
Santa Claus - Nast
Así es
que hoy, los que sólo le tenemos conocido de oídas insistimos en recuperarlo
para los más jóvenes. De este modo se le posibilita a nuestro dador local
compartir las Cabalgatas con Los Reyes Magos y participar de las muchas
actividades culturales propias de estas fechas con un mensaje de respeto por el
trabajo campesino y la Naturaleza, el medio en que por tanto tiempo vivió y
que, como él, renace cada vez.
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