jueves, 3 de diciembre de 2020

EL ARTE DE LA ESQUINA 187

 

Año XV N° 187             
Diciembre de 2020

Texto: Alicia Grela Vázquez

Imagen: Elsa Sposaro



Sumario

Artes de la Nueva Objetividad
El halcón
El jabalí
El Tió de Nadal
El Cagané


Nueva Objetividad

La Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit) fue un movimiento artístico surgido en Alemania a comienzos de los años 1910 en rechazo al Expresionismo. El movimiento finalizó, en 1933 con la caída de la República de Weimar y la toma del poder por los nazis. El nombre se aplica a obras de las distintas Artes Visuales: la Pintura la Escultura, la Arquitectura, la Fotografía, el Cine, la Literatura y la Música.

Gustav Friedrich Hartlaub, director del Museo de Mannheim, acuñó en 1923 el término en una carta que envió a sus colegas describiendo una exposición que estaba planificando. En su posterior artículo, Introducción a la Nueva Objetividad: la pintura alemana desde el expresionismo, explicó que estaba  mostrando las características del movimiento con las que los artistas se expresaban.

Gustav Friedrich Hartlaub identificó dos grupos: los veristas, que rasgaban la forma objetiva del mundo de hechos contemporáneos y representan la experiencia corriente en su tiempo y febril temperatura; y los realistas mágicos, quienes buscaban el objeto con la habilidad eterna de encarnar las leyes externas de la existencia en la esfera artística.

Aunque la distinción entre los dos grupos es difusa, los veristas pueden ser considerados como el ala más revolucionaria de la Nueva Objetividad, ejemplificada en Otto Dix y George Grosz. Su forma vehemente distorsiona las apariencias para enfatizar lo feo. Ese era el aspecto de la realidad que esos artistas deseaban enfáticamente exponer. Su arte era crudo, provocativo y ásperamente satírico.

Otros veristas fueron Rudolf SchlichterKarl HubbuchGeorg Scholz (en sus primeras obras). Además, Max Beckmann, fue muy destacado entre los veristas. No obstante, él algunas  veces, se llamó  a sí mismo expresionista, pese a que él nunca se consideró a sí mismo parte de ningún movimiento artístico. La Neue Sachlichkeit se dedicó más al retrato y autorretrato, de fisonomías simples, tendiendo a la caricatura.

Los realistas mágicos ejemplificaron con mayor claridad el regreso al orden posterior a la Primera Guerra Mundial  en las Artes europeas, que se manifestó en el Neoclasicismo. Estos artistas, incluyendo a Anton Räderscheidt,  Alexander Kanoldt, Albert Carel Willink y Carl Grossberg  fueron un grupo diverso que abarcaba desde el realismo casi fotográfico de Christian Schad al neo-primitivismo de Georg Schrimpf.


Los cuadros de Räderscheidt muestran ecos de la pintura metafísica de los italianos Giorgio de Chirico y Carlo Carrà. La influencia del pintor suizo Félix Vallotton es evidente en el agrio realismo de varios de los pintores de la Nueva Objetividad, tanto veristas como realistas mágicos. Otros pintores que cultivaron en algún momento este estilo fueron Ernst Barlach, Conrad Felixmûller y Oskar Kokoschka. 

El principal representante fotográfico fue Albert Renger-Patzsch. Entre sus propuestas fue el empleo funcional de la luz, los encuadres diferentes y el uso de objetivos de diferentes longitudes focales. Werner Graff escribió un libro en 1929 llamado Aquí llega el nuevo fotógrafo (Es kommt der neue Fotograf) en el que trata sobre las fotografías de la nueva objetividad. Se creó el movimiento llamado «Nueva Fotografía» que trajo consigo fotografías con un enfoque nítido, con carácter documental frente al arte fotográfico anterior basado en la poética autoconsciente.

En Alemania los principales representantes son John Heartfield, Karl Blossfeldt, Walter Peterhans, Herman Lerski y  August Sander. En la República Checa se encuentra Josef  Sudek. En Rusia con presupuestos ligados al constructivismo se encuentra Aleksandr  Ródchenko. En Estados Unidos, se encuentran próximos a esta corriente, fotógrafos como Paul Strand, Edward Weston, Imogen Cunningham, Ansel Adams y Walker Evans. Este grupo representa una nueva dirección que defiende a la fotografía no manipulada.

En 1924, Gustav Hartlaub, director del museo de Manheim, acuñó la denominación "nueva objetividad" (Neue Sachlichkeit) para designar la nueva y vigorosa tendencia del cine alemán, de corte realista, bajo cuya bandera militarían autores de la talla de Georg Wilhelm Pabst. Con Bajo la máscara del placer se abre el capítulo del realismo y de la polémica sobre el cine alemán prenazi.

La nueva objetividad en música, como en las artes visuales, rechazó el sentimentalismo del romanticismo tardío y la agitación emocional del expresionismo. El compositor Paul Hindemith puede ser considerado tanto un expresionista como un miembro de la nueva objetividad, dependiendo de la composición de que se trate, a lo largo de los años 1920. Su música se remonta típicamente a los modelos barrocos y hace uso de las formas tradicionales y de las estructuras polifónicas estables, junto con la moderna disonancia y los ritmos afectados por el jazz.  Ernst  Toch y  Kurt  Weill  también compusieron música de la nueva objetividad durante los años veinte.

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Panorama del Edificio IG Farben desde el sur, demostrando cómo la forma curvada de la fachada del edificio reduce el impacto de su tamaño.

La nueva objetividad en arquitectura, como ocurre en la pintura y en la literatura, describe la obra alemana de los años de transición a principios de los años veinte en la cultura de Weimar, como una reacción directa a los excesos estilísticos de la  arquitectura  expresionista  y el cambio en el estado de ánimo nacional. 

Arquitectos como Bruno Taut, Erich Mendelsohn y Hans Poelzig se volvieron hacia el enfoque sencillo, funcional y práctico de la nueva objetividad; su aplicación a la arquitectura dio como resultado que se conociera en Alemania como  Neues  Bauen  («Nuevo edificio»). 

El movimiento Neues Bauen, que floreció en el breve periodo entre la adopción del plan Dawes y el auge del nazismo, abarcó exposiciones públicas como el Weissenhof Estate, el amplio planeamiento urbano y proyectos de promociones públicas de Taut y Ernst May, y los influyentes experimentos de la Bauhaus.

Se considera normalmente que el movimiento nueva objetividad acabó cuando cayó la República de Weimar cuando los nacionalsocialistas bajo el liderazgo de Adolf  Hitler obtuvieron el poder en marzo de 1933. Las autoridades nazis condenaron gran parte de la obra de la nueva objetividad considerándola arte degenerado; se confiscaron y destruyeron muchas obras, y se les prohibió exponer a muchos artistas. 

A unos pocos, entre ellos Karl Hubbuch, Adolf Uzarski y Otto Nagel, se les prohibió totalmente pintar. Mientras que algunas de las grandes figuras del movimiento se marcharon al exilio, no siguieron pintando en el mismo estilo. George Grosz emigró a Estados Unidos y adoptó un estilo romántico, y la obra de Max Beckmann para cuando abandonó Alemania en 1937 fue, en palabras de Franz Roh, expresionista.

La influencia de la nueva objetividad fuera de Alemania puede verse en la obra de artistas como  Balthus,  Salvador Dalí (en obras tempranas como su Retrato de Luis Buñuel de 1924), Auguste Herbin, Maruja Mallo, Cagnaccio di San Pietro, Grant Wood, Adamson-Eric y Juhan Muks.



El Halcón

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La cultura celta  se asentó en el occidente de Europa, teniendo un  conocimiento profundo del mundo, que se transmitía a cada nueva generación a través de sus sabios: los druidas.  Ellos tenían las funciones religiosas, curativas, sanadoras y mágicas. Pero también se encargaban de la conservación de los secretos de la naturaleza.

Después de observar detenida y cuidadosamente el mundo, supusieron  que las personas nacidas en una determinada época del año compartían cualidades y características físicas. Estas conclusiones las proyectaron en su calendario de 13 meses, por el número de fases lunares  durante el año solar. Este pueblo asoció el poder del satélite natural de la tierra con la magia de la vida que expresaron en su Ogam

El horóscopo celta no se compone  de 12 sino 13 signos zodiacales, que fueron  representados simbólicamente por vegetales, principalmente árboles, y también por  animales: aves, peces e insectos. Seres vivos del aire, el agua y la tierra compartieron  el mismo espacio de tiempo y confirieron sus características a los humanos nacidos en el mes lunar que ellos patrocinaban.

signos celtas


De los signos del Calendario Lunar  Animal Celta aquel  de mayor atención es el Halcón. Cuando él ve algo que quiere, va tras él con una fuerza que parece ser inagotable. Sin embargo, cuando no está interesado ​ vuela hacia otro proyecto más interesante, que le ofrece nuevas perspectivas. Se preocupan muy profundamente por la sabiduría y lo filosófico.

El nativo del Halcón con frecuencia se centra en compartir su conocimiento con otros. Puede ser muy filantrópico y generoso. La persona de ese signo tiene un agudo sentido del equilibrio y circunnavega por la vida con un norte verdadero interno, que crea una integridad extraordinaria en su interior. Es abierta mentalmente. Es fuertemente obstinada, pero no obstante puede ser persuadida.


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Esa estructura predictiva es  dadora de regalos. En el Zodíaco Celta hay virtudes y atributos. Y aunque cada uno de los signos es único, el Halcón es diferente del resto. La característica definitoria  del falcónido se refiere a su visión. Y eso se puede interpretar de muchas maneras. Pese a que hay más aves en el Horóscopo Animal, pues el reyezuelo y el cisne también lo son, pero es quien vuela a mayor altura.

El concepto de visión en relación con su signo es profundo y de gran alcance. Su mayor visión se da en muchos niveles diferentes, tales como: Filosofía, la intuición, la exploración y el  idealismo. Pocos Halcones se inscriben en una creencia determinada. Más bien, tienden a l eclecticismo: una amalgama de varias corrientes de pensamiento. Tiende a abrir su propio camino.

El Halcón tiene un don para saber y anticiparse a los hechos. Como el animal tutelar tiene un instinto puro e inquebrantable. No se trata necesariamente de precognición. Su capacidad lo impulsa a moverse en la dirección correcta, especialmente al tomar riesgos. Él vuela alto buscando nuevas vistas, no por la aventura sino para aprender. Y como su protector en la cacería, el nativo de ese signo localiza tu objetivo desde las alturas.


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El nativo del signo del Halcón no tiene las garras asesinas que le permitan hundirse en la pragmática realidad.  Pero sabe que no debe volar hacia nada sin preparación. Siempre es optimista. Y a menudo tiene ideas locas. Con frecuencia no duda de si sus ideas funcionarán. La confianza, el entusiasmo y el optimismo le son inherentes. Este conjunto hace a un idealismo poderoso. 

La base de su idealismo, impregnado de magia y maravilla, radica en su experiencia y en investigación. Tiene una manera divertida de mezclar sus ideales y visiones y hacer que todo funcione por una causa noble, que podría ser su pasión por enseñar a otros. Podría ser un gran plan para la paz mundial o algún objetivo global a gran escala. Su pasión es contagiosa y su optimismo es encantador. Así gana el apoyo de seguidores leales.

Los ojos del Halcón tienen receptores de color que le permiten acceder a cuatro tipos de visión. Pueden ver la luz polarizada, la luz ultravioleta y los campos magnéticos. El falcónido comparte eso visión en una dimensión simbólica. La habilidad tetrafásica para obtener información son regalos que el animal comparte con la gente de su signo. 

Algunos de los atributos del Signo del Zodíaco Céltico del Halcón son: la ambición, la astucia, la curiosidad, el enfoque, la generosidad, lo filosófico, el ingenio, la impetuosidad, la impulsividad, la independencia, la inquietud, la inteligencia, el  instinto, la intrepidez, la intuición, la libertad, el optimismo, la rapidez y la voluntad.

Los nacidos entre el 25 de noviembre y el 23 de diciembre pueden ser impredecibles. Esto tiene que ver con su naturaleza dual. Aunque en realidad, todo Signo Zodiacal Celta tiene una doble naturaleza. Y la suya se manifiesta de maneras únicas. El Halcón recorre rutas variadas y complejas y su período coincide con el  del Saúco del Calendario Arbóreo.



El Halcón circunvuela el aire. Allí busca y explora. Y la persona de ese signo también. Ese medio simboliza el pensamiento, la expansión, lo ilimitado y la libertad, que atraen al ave. Sin embargo, si alguna es desequilibrada, puede manifestarse inquieta, necesitada de emociones y un exceso de confianza que le permite no preocuparse por su seguridad.

Por otra parte, algunos Halcones tienen comportamientos domésticos de asentamiento y arraigo muy marcados. Muchos se aparean con la misma pareja toda la vida. Muchas especies  falcónidas emigran e incluso cazan juntas. Todas estas acciones son símbolos de estar arraigadas y conectadas en una comunidad estable, como sus nidos o casas, y los árboles que dan cobijo firme, sólido, seguridad y  constancia.

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El nacido bajo el signo zodiacal celta del Halcón es gobernado por el  Fuego. Eso significa pasión. Si algo lo enciende, dispara el aspecto creativo, entusiasta y enérgico. Como su elemento, también es muy cálido y afectuoso. De modo análogo, su naturaleza ígnea implica que probablemente se trate de  una persona  cariñosa quien le gusta la perfección. Él también simboliza al cambio total y a la transformación. 

Las cualidades del Fuego como la acción, la afirmación y la pasión son admirables. Sin embargo, usadas  incorrectamente pueden conducir a sendas inconvenientes. Ese elemento puede salirse de control, y sucede lo mismo con la gente del signo celta del Halcón. Además, irónicamente, promueve la renovación, como en el incendio de bosques,  y la curación por cauterización.

Un incendio forestal aunque es devastador, sus cenizas contienen nutrientes. Y la temperatura permite dispersar semillas que, como las de las coníferas, no conseguirían esparcirse de otro modo. Los nuevos bosques formados  luego, tienden a ser más fuertes y frondosos que aquellos que les dieron origen. El nativo del signo del Halcón recoge este ejemplo para aplicarlo en sus propias vidas, y vuelven mejores, más saludables que antes de la autodestrucción y renovación.


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El signo del zodíaco celta del Halcón está gobernado por Júpiter. Ese planeta gigante, que toma su nombre del dios grecorromano Zeus, es  el mayor de nuestro sistema solar.  Éste  es un cuerpo celeste gaseoso, capaz de mantener su influencia sobre  más de 60 satélites naturales  en su órbita, simboliza la expansión y la intuición, la manifestación y la percepción. Trata de crear algo de la nada.

El nativo del signo  Animal Celta del Halcón puede relacionarse de muchas maneras. Es una maravilla natural que se manifiesta esporádicamente. A menudo genera pensamientos que pueden desencadenar como  consecuencia grandes resultados.  También tiende a irradiar en torno de sí, un gran círculo de influencia, analogando el comportamiento de su ave auspiciante, el falcónido protector del último período del año.



Júpiter (y por asociación el Signo del Halcón) en la Mitología Celta, es sinónimo de Dagda, el dios bueno de ese pueblo y maestro de la magia. El nativo de ese último tramo del año también lo es, pues habiendo reconocido una necesidad, halla el modo de producir los recursos para satisfacerla, aunque sea  de la nada. Una leyenda posterior vincula al Halcón con un gran líder Artorio, el Rey Arturo.

Artorio era un gobernante sabio y justo, que tenía un instinto notable para la estrategia en la batalla. Muchos estudiosos arturianos sugieren que más tarde él se transformó en el mítico gran rey, con la evolución de la narración épica del ciclo de escritos: poemas, leyendas, cuentos y romances. Tanto un personaje, como el otro, son considerados reyes dioses del Sol en la Mitología de los celtas. Y el Halcón también simboliza al astro que es un foco de la elíptica heliocéntrica. 

La conexión simbólica proviene de muchas referencias a la luz de la verdad. La asociación del Halcón con el liderazgo honesto (la verdad) y su conexión solar (la luz) lo hace mensajero de la sabiduría superior. Como el animal protector, la persona de ese signo zodiacal no tiene problema en arrojar luz, donde haya ambigüedad. Y no tiene reparo en ser brutalmente directo en su liderazgo.


  


La gente del Halcón (nacida entre el 25 de noviembre y el 23 de diciembre) no es fácil de entender, pero su ingenio, encanto y entusiasmo la hacen fácilmente admirable y amable. Deja que los otros signos sigan rebanándose los sesos con ella, y eso es parte de su encanto. Su sabiduría y misterio entretienen y enseñan lecciones profundas.

Además,  el Halcón al hacer eso, proporciona nuevas formas de ver las cosas, diferentes percepciones y una forma diferente de aprender más. Todos los otros signos  aman y admiran su carisma y su espíritu aventurero. Muchos también se maravillan de su intrepidez y tal vez hasta estén dispuestos a  ponerlo en un pedestal o al menos en un podio.

El Halcón recibe muchos elogios, pero esto puede ser difícil para él. Pues en ello hay algunas trampas. El exceso de confianza puede hacer que vuele cerca del sol, como Ícaro. Por creer  ser invencible o infalible, puede quemarse. Los grandes logros pueden conducirlo al éxito y reconocimiento. 

La gente nativa de ese último período del año no se debe dejar atrapar por el síndrome de la imposibilidad de modificar esa situación. Para que se duerma en los laureles, y se deje llevar por su éxito anterior. No es algo bueno para el signo del Halcón quedarse en la autocomplacencia. Debe liberarse de las cadenas y de la necesidad de validación por parte de fuentes externas.

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El jabalí


Los nacidos entre el 25 de noviembre y el 23 de diciembre corresponden al signo celta del Jabalí (que se superpone con el del  Halcón). Si se interesan en algo, lo persiguen con fuerza incontenible. Les interesa la sabiduría y suelen compartir sus conocimientos con otros, pues son filántropos generosos.  Tienen un gran sentido del equilibrio. Son muy abiertos y obstinados. Los druidas se identificaban con ese animal.

El Jabalí celta es un ser mítico y simbólico en el mundo de su cultura. Su tótem aparece acompañando a dioses, o formando parte de historias de héroes y guerreros. Es el símbolo  del valor y la fortaleza. También tiene dotes mágicas de premoniciones. Ellos lo escuchaban, cuando se les aparecía en sueños. Se han hallado vestigios y restos arqueológicos que denotan su importancia.



Hay un  amuleto jabalí que es una réplica del encontrado en Tábor (Bohemia) procedente de la época celta (desde el año 400 al 18 aC) de la cultura de la Tene. Período de su influencia en Europa Central. Cuando ese animal era una hembra, daba cuenta de la sensualidad. La diosa celta Ceridwen, que es  una hechicera druida, es representada con el caldero y sus mascotas. Una de las cuales es una jabalina.

Arduinna era otra diosa que se hacía acompañar por un jabalí como su mascota. Esa diosa  era una cazadora venerada en la Europa celta, en Bélgica y Luxemburgo. Más tarde, con la conquista romana, fue asimilada a la Diana (Artemisa).  Ella tenía una de esas bestias como animal de compañía, cuyo poder radicaba en sus cerdas. Bastaba tener una de ellas para obtener sus propiedades. 

El jabalí era un tótem que otorgaba valor, coraje y fuerza para superar todos los obstáculos. El jabalí como amuleto totémico  es un revitalizante natural para obtener salud y energía. Es símbolo masculino de potencia. Las cabezas de los cerdos salvajes son figuras comunes en la heráldica. Una bestia completa representa las cualidades positivas, como la hospitalidad por la costumbre de servirlo en las fiestas, o que el portador de las armas es un cazador destacado.


Ceridwen y Arduinna

En la heráldica clásica de la Baja Edad Media y principios del período moderno, era tratado de forma más extraña que el león, el águila o el oso. Un ejemplo notable de esa época es el jabalí blanco de Ricardo III de Inglaterra. El animal  aparece con frecuencia en los escudos de pueblos o ciudades.


Como tótem es importante para varios pueblos. En la cultura europea celta es un símbolo mágico. Su caza se retrata desde el inicio de la especie humana.  Cuenta la leyenda que Manannan, el dios celta del mar,  tiene una manada de jabalíes mágicos (que se renuevan continuamente. Él organizó anualmente una Fiesta del tiempo. En ella los invitados según iban comiendo a los  jabalíes mágicos, se convertían en dioses inmortales y no envejecían.

Simbólicamente, los jabalíes están asociados a la abundancia y la prosperidad. Las huchas tienen su forma para aprender sobre el valor de los ahorros y para atraer dinero. Es por eso que la alcancía tomó la  forma de un cerdito. Él tal vez figura en el inconsciente colectivo como un amuleto para atraer riquezas. Es un  tótem poderoso, que da prosperidad, fuerza espiritual, organización e independencia.



El jabalí es uno de los tres animales representados en el eje de la rueda budista de Renacimiento, que simbolizan los obstáculos que impiden nuestra liberación: el deseo, la conexión (el jabalí);  la ira,  aversión (la serpiente) y la ignorancia,  confusión (el gallo). Cada vez que aparece tótem de jabalí es un recordatorio para atender al gasto y al ahorro. En la Europa celta es un tótem muy benéfico. En Alemania la frase: llevas un jabalí en el sombrero,  se usa cuando alguien tiene una racha de buena suerte.

Primero lo domesticaron los chinos. Y entre los budistas es un símbolo de la indolencia, para los europeos, también de la licencia, pues para la mayoría representa la gula y la obstinación. Los antiguos egipcios ponían  a Osiris en el momento de la siembra y a  Seth en el  tiempo de la cosecha.

En general se considera al jabalí como un animal sucio, incluso dentro de su buen augurio. Los griegos y romanos prohibían entrar en los templos a sus cuidadores. Los egipcios comían su carne sólo en el Festival del Solsticio de Invierno, y el animal sólo era sacrificado en la luna llena. Los semitas no consumen su carne, ni los celtas de Escocia, ni los de Irlanda del Norte



Sin embargo para los celtas y otros pueblos teutónicos, la su carne era símbolo de hospitalidad y no podía faltar en sus fiestas. Los anglosajones y los normandos conquistadores disfrutan con su carne. Sin duda, esto llevó a la costumbre Inglesa de servirlo en Navidad. Tradicionalmente su cabeza, con una naranja en la boca, era llevada a la mesa de los reyes. El tótem jabalí también es un signo del egoísmo y los excesos.

En Irlanda se cree que da suerte introducir un jabalí en la propia casa, en la mañana del Primero de Mayo. Además, él presagia la muerte de su dueño emitiendo un singular quejido. Y con pajitas en la boca y corriendo alrededor de una granja indica que se avecina una tormenta. Y en Estados Unidos predice tornados.

La cerda también  es el animal celta de las hechiceras. El jabalí es un animal totémico sagrado que simboliza el valor, la fuerza, y que acompañaba siempre a los héroes y dioses, dándole sabios consejos o premoniciones.  Es un emblema de éxito y superación de las dificultades. En la naturaleza es inteligente y poderoso, pero los humanos le han dado una connotación negativa.



El tótem jabali le hará ver la vida como una fiesta, llena de belleza y placeres sensuales, Además de buena suerte, y amuleto para riquezas y fortuna indica valor y fortaleza. Es un consejero sabio y clarividente. Es un tótem fuerte para quien los elige, que suele  ser una persona heroica y valerosa. Es un símbolo y arquetipo del animal salvaje de gran tamaño y poder.

Las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira son un ejemplo de la importancia simbólica que los jabalíes han tenido desde la Prehistoria. No solamente sirvió de alimento y de abrigo (al curtir su piel) y protección (al usar algunas partes cola) como amuleto para tener la fuerza del mayor de los animales del bosque. 

El Jabalí simboliza lo relacionado con las características masculinas de la vida. Este animal va en línea recta al desplazarse por las montañas y valles. No da rodeos, siempre utiliza el recorrido más corto y directo. Confía en su fuerza y potencia, por eso  es que no  modifica su rumbo, sino que son las otras especies animales del bosque las que le ceden el paso y evitan coincidir con él



El simbolismo del Jabalí es muy antiguo. Es protagonista de historias y leyendas en todos los pueblos indoeuropeos. En el mito hiperbóreo, evoca el retiro solitario del hombre sabio en lugares apartados e inhóspitos, plagados de espesas zarzas e inaccesibles para el resto. Solamente la extremada resistencia y dureza de su piel del jabalí le permite llegar al interior de la montaña.

En muchas leyendas galas, el Jabalí representa la fuerza espiritual, mientras que el Oso representa el poder temporal. Para ese pueblo es el animal situado en la cumbre de la pirámide alimentaria. Ejemplo de ello son las cacerías y comilonas de Obelix, Asterix y sus amigos. Es poseedor de un carácter hiperbóreo y primordial.

El Jabalí está en el centro de la rueda búdica y suele ser representado en forma de un gran animal de color negro, símbolo de la ignorancia. El cerdo salvaje representa  todo tipo de libertinaje desenfrenado que en muchas ocasiones suele rayar con la brutalidad y el exceso.



Muchas representaciones europeas lo presentan con los pelos de su dorso completamente erizados, como simbolizando  la fuerza y decisión ante a la adversidad, pues ha sido una táctica aparentar una envergadura mayor que la real. La diosa de la caza de las Ardenas era representada con una daga en la mano, cabalgando por valles y montañas montada en un gran Jabalí.

El mundo celta opina diferentemente de otros sobre el Jabalí, para considerarlo como bueno o malo. Para los galos un animal que vive en valles y montañas, no puede ser malo. En su mitología es un elemento positivo y benévolo de gran importancia iconográfica. Su imagen  aparece en las monedas, los cascos, las armaduras, los colgantes, los cuencos sagrados y las trompetas de guerra. 

Los cristianos creen que el Jabalí es un ser demoníaco que se vincula con Satán, corrompiendo a los humanos. Ambos tienen en común el lugar de residencia: la cueva más profunda y escondida. La tradición semita también condena a este potente animal, en principio como impuro. Los bosques y las montañas han perdido a sus habitantes de mayor tamaño. Osos, ciervos y pumas desaparecieron de los parajes silvestres, no por causa de la supervivencia sino por la caza mayor  y no están allí con él.

 


 Tió de Nadal


Tió de Nadal o Tronco de Navidad


El tió de Nadal es parte de la tradición catalana, cuya  variante más popular consiste en tomar un leño o rama gruesa, en el período comprendido entre  los últimos días de noviembre y el 24 de diciembre,  dejarle comida cada una de todas esas noches y taparlo con una manta para que no pase frío. Y dejarlo así hasta el 25.

Entonces los niños de la casa lo rodean cantando y lo golpean con bastones para que deje  salir regalos y dulces por debajo de la manta . El extremo visible del tronco suele decorarse con una cara sonriente. Esta tradición tiene origen en ámbitos rurales, inicialmente relacionados con celebraciones precristianas del solsticio de invierno.

En los comienzos  de esta costumbre pagana, el tronco no evacuaba objetos grandes, para los más pequeños. Otro cambio relativamente reciente es que se ha dejado de quemar, pasadas las Fiestas. El tió de Nadal está emparentado con el árbol de Navidad,  también portador de regalos y con otros similares como la tronca de Nadal de Aragón y el tizón do Nadal en Galicia, Cachafuòc, Cachofio  o Soc de Nadal  de  Occitania y yule log del Reino Unido. 



Niños golpean al tronco en la ceremonia del Tió


El Tió de Nadal es una tradición precristiana de origen rural en Cataluña y Aragón y representa originalmente el tronco que ardía en el invierno en el hogar para dar calor y luz. En épocas remotas fue  un tributo a los antepasados. Luego, al imponerse el cristianismo, al llegar el día de Navidad, el tronco era quemado y las cenizas esparcidas en el campo. 

Con el tiempo, la costumbre evolucionó hasta convertirse en una fiesta infantil con regalos el día de Navidad. Según la versión contemporánea, a partir del 8 de diciembre se toma un tronco al que se deja comida y se tapa con una manta para que no pase frío. Cuando llega la Nochebuena o el mismo 25, los niños golpean el  Tió de Nadal con bastones. 

Mientras tanto entonan villancicos como el: caga tió. para que  el tronco defeque regalos por debajo de la manta. Los familiares dejan debajo  de la manta dulces y juguetes, antes del ritual o después de realizarlo, sin que los niños lo adviertan. Los regalos grandes se reservan para Reyes. Otras versiones dicen que  el tió de Nadal era el único día de regalos en los pueblos. Recientemente se ha humanizado con una sonrisa. 







El Caganer


El caganer es un muñequito que se suele colocar en Cataluña en los pesebres navideños (belenes) en un rincón, escondida, detrás de un arbusto, en posición para defecar. También es frecuente en otros lugares de Italia, España y Portugal. Puede ser reconocido con otros nombres como cagador o cagón.



Este escatológico personaje tradicional se originó en el siglo XVII, durante el período del Barroco, y comparte con ese movimiento un realismo exagerado. En esa época esta figura se  representaba contando historias. El caganer apareció en la representación navideña en el Pirineo catalán y aragonés entonces, pero no se popularizó sino hasta el siglo XIX.               

El caganer tenía el aspecto de un campesino con la indumentaria tradicional catalana. Pero posteriormente se hicieron versiones usando la imagen de personajes populares: políticos o deportistas. Por ejemplo: Barack Obama, Hugo Chávez, Cristina Fernández de Kirchner, Lula da Silva, Lionel Messi, Angela Merkel, Vladímir Putin, Nelson Mandela y el papa Francisco.




Se cree que el caganer con sus heces fertiliza la tierra, por lo que se le considera un símbolo de prosperidad y buena suerte para el año siguiente. La superstición popular afirma que no incluirlo comportaba desventura. La Iglesia Católica acepta esta costumbre que anal, según la caracterización hecha por el psicoanálisis freudiano y la interpretación de su simbología. 

El caganer no es el único personaje navideño típicamente catalán que está anclado en esa etapa evolutiva infantil. Otra tradición de características análogas es el Tió de Nadal. Es un tronco de árbol al que los niños apalean en la Nochebuena,  cantando villancicos. Él los recompensa evacuando dulces, golosinas y regalitos.