lunes, 1 de febrero de 2021

El arte de la esquina 189

 El arte de la esquina

Año XV N° 189             
Febrero de 2021

Texto: Alicia Grela Vázquez

Imagen: Elsa Sposaro

Basajaun


SUMARIO

Arte Otro
El saber arbóreo
Seres míticos del País Vasco



El Saber Arbóreo (Anónimo irlandés, siglo XII.

Traducido del gaélico al inglés por Standish O-Grady (1832-1915))

 

Hombre que para Fergus, el de los festines, enciendes la lumbre,
Sea a flote o en tierra, nunca quemes al rey del bosque.
Monarca de los bosques de Innisfail es la madreselva, a quien nadie ha de hacerla cautiva.


No es esfuerzo de débil soberano abrazar todos los árboles vigorosos de un abrazo.


Si a la dócil madreselva fuego has de prender, abundaran lamentos de infortunio.


Horrible agudeza en las puntas de las armas, o ahogamiento bajo gres olas le sucederán.


No quemes el precioso manzano de rama extendida y caída,
Árbol siempre cubierto de blanca floración hacia cuya hermosa copa todos los hombres extienden su mano.


El hosco endrino es un vagabundo, una madera que el artífice no enciende.


Por todo su cuerpo aunque breve, los pájaros gorjean en bandadas.
No quemes el noble sauce, es árbol sagrado en los poemas.


En su floración liban las abejas, todas gustan de aquella pequeña jaula.
Quema el esbelto árbol de las bayas, el árbol del hechicero, el fresno,
Prescinde del árbol flexible, no quemes al esbelto avellano.


Oscuro es el color del fresno, madera que hace mover las ruedas.
Ornamentan sus varas las manos del jinete, su forma convierte la batalla en huida.


Perturbador entre los árboles es el maravilloso rosal silvestre, quémalo pues es tan verde y punzante,
Corta, flagela los pies, hace retroceder forzosamente a quien ha de avanzar.


El mas impetuoso dador de calor entre todas las maderas, ese el verde roble,
/nadie puede escapar de el sin ser dañado.


Para su placer la cabeza es sometida a dolores, y por sus acres brasas el ojo es resentido.


Aliso, el hechicero mas batallador de todas las maderas, árbol mas fogoso en la batalla,


Indudablemente quemad a vuestra discreción tanto alisos como espinos.
Acebo, quémalo verde, acebo, quémalo seco.


Cualesquiera de todos los árboles decididamente el acebo es el mejor.
Sauco que posee vigorosa corteza, árbol que en verdad hiere con dolor.


Aquí el que engalana cabalgaduras de los ejércitos feéricos, quémalo de manera que se convierta en carbón.


Así también el abedul, quien siendo derribado, promete duradera fortuna.


Quema con mucha seguridad y por cierto, los tallos de vaina perenne.
Haz sufrir, si tanto ha de complacerte, al tiemblo bermejo para que caiga de cuerpo entero,


Quema tarde o temprano, el árbol que posee rama inerte.
Patriarca de bosques eternos es el tejo, sagrado para las fiestas, como es bien sabido.


Construid de el ahora cubas rojo-sombrías de buen tamaño.
Tu Ferdedh el Fiel, no harías sino cumplir mis preceptos,
A vuestra alma como a vuestro cuerpo, Oh hombre, será razón de beneficio.


Seres Míticos del País Vasco

El Basajaun es un ser mítico que también existe en la mitología aragonesa de los valles de Tena,  Ansó y Broto, donde recibe los nombres de BasajarauBonjarau o Bosnerau. Junto con Tartalo y los gentiles (jentilak), forma parte del grupo de gigantes de montaña  de los cuales se habla en la Mitología vasca.





Basajaun es un personaje similar a los encontrados en todo el continente euroasiático en forma de ogros,  trolls, yetis y demás hombres del bosque, que algunos antropólogos y etnógrafos vincularon al recuerdo de la coexistencia del hombre contemporáneo con el de Neandertal y que ha quedado grabado en los engramas de la memoria colectiva en forma de mitos y leyendas.


Estos seres míticos tienen en común con los cavernícolas proto o cripto homínidos,  su aspecto físico desagradable o anómalo, sean enanos o gigantes. Los dioses y otras deidades de la cultura vasca  después de la llegada de los romanos y que el cristianismo conquistara espiritualmente al país vasco, sus creencias se hicieron más fuertes.


Los seres míticos vascos han dado lugar a la elaboración de un compendio de mitos, leyendas e historias propias de la región y que se han acumulado, conservado y transmitido a través del tiempo. Los pobladores originarios de Vasconia o Euskal Herria, Navarra, País Vasco y País Vasco francés, mantienen en su memoria colectiva acontecimientos anteriores a la cristianización.



Los pobladores de Vasconia o Euskal Herria, conservaron su propio idioma: el euskera, sin relación con la de otros países próximos ni lejanos. Lo lingüístico se añade a lo físico, pues incluso  la proporción de los grupos sanguíneos en su población difiere de la del resto de los habitantes de la península y de toda Europa. Los vascos afirman su permanencia en ese territorio desde el Neolítico.


El idioma vasco se ha ido transformando a través de los siglos. El cristianismo logró remplazar,  aunque no totalmente, la legendaria religión ancestral de los territorios habitados por pobladores de euskera durante esa época. La nueva creencia monoteísta impuso sus dogmas, sobre las deidades primitivas que crearon un rico mundo mitológico: el vasco.

Pinturas Rupestres


Con el cristianismo, muchos vascos que guardaban su creencia religiosa en deidades mitológicas, comenzaron  formar parte de sus leyendas y cultura. Sus manifestaciones, fueron objeto de comentarios, por su presencia y predominio en diferentes lugares. Por esto fue que, cuando ocurrieron calamidades se aterrorizaba a los pobladores de esas zonas con la aparición de seres mitológicos vascos.


Santiago Apóstol



A partir del popular caso de las brujas de Zugarramurdi, cuando seis de ellas fueron condenadas a morir en la hoguera, para dar una señal de fe y liberación de ese territorio de la maldad. Este acontecimiento se tuvo lugar en el año 1610, debido a que los vascos se propusieron asechar  y dar cazar a las hechiceras en todo el territorio vasco. La caza de brujas fue llevada a cabo en el país vasco por el juez Pierre de Lancre.


La Mitología vasca conservó la creencia en los cuatros elementos  de la naturaleza: el aire, el agua, la tierra y el fuego. Los vascos sostuvieron a la tierra como centro del sistema, con la fuerza y la energía sobre todo, incluso la vida. En esa cultura, la diosa Mari (o Maddi) es la deidad precristiana que representa al planeta Tierra y podía transformarse. L as cuevas y los santuarios construidos eran refugios para sus creyentes. 




La diosa Mari (o Maddi)