sábado, 1 de octubre de 2016

El arte de la esquina
Boletín Nº 111 Año X                              
Octubre de 2016
Vieja mujer con un rosario - Cézanne


SUMARIO

Apuntes para la Estética del Posimpresionismo
Homenaje a Cervantes
Estética decimonónica. Segundo Regesto
Triple fantasía



Apuntes para la Estética del Posimpresionismo. Cezanne 2º parte
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro



Este artista logró integrar en sus trabajos la abstracción ideal, la representación realista y la expresión de la propia subjetividad, como en los múltiples retratos de la señora Cézanne y su hijo Paul.

   
Mme. Cézanne

Pese a todo, nunca creyó que alcanzaría a representar adecuadamente la figura humana. Así es que destruyó muchas de sus obras, por considerarlas indebidamente, en un exceso de auto exigencia, impresentables.


     
El negro Escipión - Cézanne


Pero lo auténticamente revolucionario de su producción permaneció oculto a sus contemporáneos, allegados, artistas y críticos. Por el tratamiento de las estructuras planas fue el antecedente del Cubismo, que tuvo como creadores a Pablo Ruiz Picasso y Georges Braque.


Bodegón de manzanas - Cézanne


Sin embargo, ésa no fue su única contribución innovadora, ya que Henri Matisse  lo admiró por el uso del color.


Armonía en rojo – Matisse


El marchante Ambroise Vollard lo promovió y organizó una exposición de sus obras. Con esto Paul Cézanne trascendió el pequeño círculo de jóvenes artistas y pos impresionistas como Paul Gauguin y Vincent van Gogh.


Ambroise Vollard - Cézanne




Homenaje a Cervantes
Prof. Graciela Sovrán Haro

Broma del Duque y su compañía





Panza al aire su corbacho
Cómitre sin piedad,
Otorga sus latigazos
A los forzados del mar.

Sancho:      -  Yo digo que éste es Infierno
Y el cómitre es Lucifer.
Observo que en este averno
Nadie se salva la piel.

Don Quijote: - Si te quitas la camisa
Sancho amigo, en verdad,
Podrás recibir golpiza
Y a Dulcinea liberar.

Viendo los remos moverse
Sancho piensa, en desatino,
Que esos que mueven con ritmo
No son remos, sino pies.

- Esto sí es encantamiento,
No lo que dice mi amo.
¿Qué hicieron los desdichados
Que los castigan los vientos?

Llegados a las galeras
Con Don Antonio Moreno,
A Sancho y al caballero
Las chirimías atruenan.

En el esquife subiendo,
(Tapetes y terciopelo),
El cañón remonta el vuelo
Y la chusma los saluda.



 

Estética decimonónica. Segundo Regesto
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


La estética de fines del siglo XIX tiene un muy notable representante en Carlos Marx, pues si bien él no escribió específicamente un texto sobre estos temas axiológicos, en algunas de sus principales obras habló de ellos con ideas que merecen especial consideración. Incluyó, como es obvio, al Arte entre las producciones del hombre. Consideró que el Capitalismo intenta enajenarlo, como también quitarle a lo estético lo que le es más auténticamente propio.

Carlos Marx


Marx consideró lo estético es una necesidad, aunque no básica sino de orden superior.  Propuso una sociedad en la cual desarrollar las potencialidades restringidas a los trabajadores oprimidos. Afirmó que la sensibilidad debe ser la base de toda ciencia. Al decir esto le otorgó o reconoció una importancia fundamental a la creación artística.




El formalismo ruso puede considerarse emparentado con la visión marxista, aunque difiere de él grandemente, al dar supremacía a la forma con respecto al contenido. El formalismo ruso se centró en el estudio de la Literatura y  se aproximó más analíticamente a ella.


 Vladimir Propp 

                                                                        
Los creadores del socialismo científico y el comunismo fueron de distinto origen. Uno prusiano: Carlos Marx, y el otro inglés: Federico Engels. Para elaborar su obra tomaron de dos grandes fuentes: la Dialéctica de Hegel y la visión materialista de la Historia de Ludwich Feuerbach.


Federico Engels – Carlos Marx   
 
                                            
Los preceptos básicos del Capitalismo: la propiedad privada, la escisión del trabajo y el salario y la plusvalía producen una alienación en el trabajador que lo convierten en una mercancía más. Se determina un extrañamiento del operario en relación con el producto de su labor y, por extensión también se da un extrañamiento de su interioridad.

"Todas estas consecuencias están determinadas por el hecho de que el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño. Partiendo de este supuesto, es evidente que cuánto más se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí y tanto más pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos dueño de sí mismo es” .

Ese sistema económico al enajenar al trabajador hace que la belleza o el placer que no esté referido a la mera satisfacción de una necesidad básica no tengan lugar en él.  El trabajo produce belleza para el empleador, o deformidades para el trabajador, que se limita a intentar satisfacer sus necesidades más básicas de subsistencia, dejando a un lado los requerimientos más espirituales. Entre estas últimas no incluye a la Religión, ya que Marx la considera como un elemento enajenante.





Para Marx hay funciones humanas como el Arte, la creación artística y el goce estético, que se reservan para unos pocos: los privilegiados, la élite. Desde la perspectiva de la esencia humana Marx puede considerar que hay una cierta semejanza entre el Arte y el trabajo, al hablar de fuerzas esenciales. El hombre posee la capacidad de producir objetos materiales que expresan su esencia.  Las obras de arte  le llevan a un grado superior y más alto. 

El Arte es un trabajo, una actividad creadora por la cual el humano produce objetos que lo expresa, hablando de  él y por él. No obstante este comienzo en común, Marx distingue el trabajo y el Arte, pues los productos del primero dan satisfacción a una necesidad humana, y sólo son útiles en tanto esa necesidad es cubierta  adecuadamente. El Arte aparecería como un suplemento, una necesidad no básica.

En la superestructura hay conceptos dominantes. Son las ideas de las clases sociales dominantes. Es por esa razón que se vinculan con la infraestructura. Por otra parte, la producción artística en un sistema capitalista genera un mercado. Así, el artista está comprometido con el proceso económico, y éste a su vez, con las ideas imperantes. 

El Capitalismo crea las condiciones objetivas para el desarrollo del Arte, pero simultáneamente, conforma como un sector (el más numeroso) de la sociedad: un proletariado,  alienado y sin posibilidades de incluirlo, incorporarlo, asimilarlo e integrarlo.


 

      Proletariado - Berni


La anulación de la propiedad privada podría solucionar este problema. Esas expropiaciones volverían bajo la forma de la emancipación de los sentidos y cualidades humanas. Sólo luego de  haber  liberado los sentidos, será posible vivir estéticamente libres.

 En Marx  se ve una oposición entre lo práctico y lo estético. El Arte sería una suerte de suplemento, un excedente extremo de la necesidad, y tal vez, en algún sentido, lo que Max Neef (en su interpretación divergente de la Economía) denominaría la trascendencia. Una cultura más complejamente desarrollada, en un momento de grandes logros económicos, no necesariamente implica mayor felicidad para quienes viven en ella. Las necesidades, no por eso  estarán cubiertas en mayor medida. Y hasta podría suceder todo lo contrario. Con esa forma de producción la alienación aumenta.


Max Neef


Podría explicarse la brecha entre lo práctico y lo estético sería acercándose al concepto de valor de uso, como la capacidad para satisfacer una necesidad humana.  En esto difiere de la distinción que Max Neef haría posteriormente. Marx no incluye la experiencia estética como una necesidad básica,  sino como un excedente necesario. El valor de cambio es el que tendría cualquier objeto en el mercado. Se mide en dinero. Algunas cosas pueden tener un valor de uso, pero no valor de cambio. 
Cierto es que la tendencia  del capitalismo es la comercialización de todo. Y convertir en mercancía todo lo que sea susceptible de ser negociado (comprado o vendido).

La satisfacción de la necesidad constituye la conditio sine qua non para cualquier mercancía. No existe ningún valor (valor de cambio) sin valor de uso (satisfacción de necesidades), pero pueden existir valores de uso (bienes) sin valor (valor de cambio), si bien satisfacen necesidades según su definición”.

El trabajo al satisfacer necesidades, otorga valor de uso. Como contrapartida recibe un valor de cambio: dinero, que utilizará para satisfacer necesidades. En las economías precapitalistas el trabajador (generalmente campesino) trabajaba para sí mismo. Su fuerza de trabajo servía para cubrir sus necesidades. Era su propio valor de uso. En el capitalismo el trabajador vende su fuerza de trabajo, cuyo valor de uso cubrirá la necesidad de producción del elemento diferencial de la economía capitalista: la plusvalía.

La posibilidad de producir plusvalía se realiza cuando una determinada sociedad es capaz de producir más de lo suficiente para la satisfacción de sus necesidades vitales”.

No siempre que haya un excedente se producirá la plusvalía, pero ésta no sería posible sin ese extra adicional, que constituye la base del sistema capitalista. Para ello se requiere la división del trabajo, con el consecuente incremento de la productividad. Y si la riqueza, la acumulación aumentara, también se multiplicarían las necesidades, llevadas por la división del trabajo.




El límite de las necesidades de los trabajadores viene dado por el lugar que ocupe en la división del trabajo y así quedará condicionado el alcance en cuanto al nivel de satisfacción de las diferentes necesidades.  En la práctica, hay un cambio en la estructura de las necesidades, y dado que el trabajo pasaría a ser una necesidad vital. Con el Capitalismo el tiempo de trabajo se consolidó como la medida a considerar. Pero, si los asalariados recuperasen la plusvalía, podría instaurarse otra forma de medición, que respondiese a las complejas necesidades del individuo en sociedad.



La división del trabajo en el sistema Capitalista, según Adam Smith
La división del trabajo se da cuando un trabajador realiza distintas tareas para fabricar un producto. Para incrementar el rendimiento se reparte de distinto modo.  La División Industrial: se da dentro de una misma empresa. La División Vertical: implica que un conjunto de trabajos que eran realizados por una persona han dado lugar a distintas profesiones. Y la División Colateral: que supone que se separan las distintas profesiones.
   

                                          Adam Smith                                            




El Capitalismo mercantiliza la obra de arte, la creación artística, como así también la experiencia estética y el goce de la misma. La clase dominante no está libremente abierta a la sensibilidad estética, porque consume la obra de arte y el degradado hedonismo que la caracteriza le lleva a múltiples actos de consumo artístico.
           
En varias de sus obras Marx esclareció la fuente y naturaleza de lo estético. En la relación estética del hombre con la realidad, entendió al Arte como creación conforme a las leyes de la belleza, según expresó en 1844 en los Manuscritos económico-filosóficos. Allí definía al hombre como productor de objetos materiales y de obras de arte. Consideraba entonces una dimensión estética de la existencia humana.


La división del trabajo en el sistema Capitalista



Marx se encontró con que lo estético constituía un auténtico reducto de la verdadera existencia humana, como una esfera esencial que concentra lo mejor de la especie, elevándolo a las cumbres más altas, luego de recuperar el pleno uso de sus fuerzas, fuera de la explotación capitalista. Esto lo halló buscando lo humano perdido tras la alienación del sistema. La apropiación específicamente humana de las cosas y la naturaleza humana habrán de regir en la sociedad comunista, una vez que el hombre salga del reino  de la necesidad e ingrese en el de la libertad, propio de la creación artística y el goce estético. El Arte no es para Marx una actividad humana accidental u ocasional, sino un trabajo superior en el cual el hombre despliega sus fuerzas esenciales como ser humano y las objetiva o materializa en una obra concreta-sensible.



Arte 


El hombre sólo lo es, en la medida en que crea un mundo humano. El Arte aparece en él como una de las expresiones más elevadas en ese proceso de humanización. El Arte, como trabajo superior, incrementa hasta un grado insospechado la capacidad de expresión humana, de objetivación, que se da ya en el trabajo ordinario.Una sociedad en la que la creación artística, según Marx la concibe, no será ni la actividad que se concentra exclusivamente en individuos geniales, excepcionalmente dotados, ni tampoco una actividad exclusiva y única. Será una sociedad de hombres-artistas en cuanto a que no sólo el Arte, sino el trabajo mismo, sea la expresión de la naturaleza creadora del hombre.


Madonna de Petrogrado – Kuzmá Petrov-Vodkin


 “El trabajo humano, como manifestación total de las fuerzas esenciales del hombre, contiene ya una posibilidad estética que el arte realiza plenamente. Todo hombre, por ello, en la sociedad comunista, será creador, es decir, artista. Pero esta sociedad será, a su vez, una sociedad de artistas-hombres; en cuanto que el artista como hombre concreto que es, no escindido, no separado de la sociedad, no agota la totalidad de su ser en la actividad artística por elevada que sea. El artista de la sociedad comunista es, ante todo, un hombre concreto, total, cuya necesidad de una totalidad de manifestaciones vitales es incompatible con su limitación a una actividad exclusiva, aunque ésta sea aquella en que se despliega más universal y profundamente: el arte".


Triple fantasía
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro




Hoy, pese a estar lejos en espacio y tiempo de mi solar nativo, enclavado en el monte coruñés, recupero en la memoria mi legado labriego. La fraga que rodeaba la casa familiar la enmarcaba en una atmósfera atemporal que hacía de ella su ambiente más propio.



Fraga gallega


La construcción de piedra era, según recuerdo, una acabada e irrefutable muestra de la arquitectura  rural popular gallega. Este humilde hogar expresaba en su funcionalidad la armonía en que nuestros antepasados vivían con la naturaleza. Era ésa la misma equilibrada forma que ahora las miradas más verdes y ecologistas intentan lograr.
Vivienda rural popular gallega
  

La costumbre ancestral, basada en la necesidad, obligaba a aprovechar sobriamente y con moderación los recursos materiales y humanos. Así es que los niños también participábamos del proceso productivo, en la medida de nuestras posibilidades. Sólo la escuela o alguna ocasional indisposición limitaban o impedían nuestra incorporación en las tareas de la unidad productiva familiar.

         
Duendes gallegos


Cuando alguna enfermedad nos retenía en cama, estando ya algo mejor, pretendíamos hallar a alguno de los duendes de los que tanto se nos hablara. Entusiasmados buscábamos en la parte alta, en los dormitorios y en el excusado. Pero éstos eran sitios muy frecuentados por la familia, como para permitirles a esas fantásticas criaturas permanecer por mucho, sin ser advertidas.


Excusado


Lamentablemente lo mismo sucedía abajo, en la cocina. Éstos eran lugares demasiado concurridos. En ellos toda investigación era vana. Allí el examen era cansador y frustrante, pues nos conducía irremediablemente a la derrota y a otra parte.


Cocina gallega (lareira)



Ningún trasgo, por singular que fuera, permanecería dados sus hábitos, durante el día en áreas tan transitadas. Los relatos familiares nos regalaron historias, que luego conocimos que otras culturas referían a gnomos y gremlins.
   


Trasgo

Mejor sería vigilar desde la pequeña ventana de arriba, el hórreo, aunque de él sólo se viesen los turulecos que lo adornaban en la parte superior con una cruz. Igualmente, afuera por razones de salud, no se debía ir (no nos estaba permitido salir estando malitos). De modo que el pajar y el granero nos estaban vedados.


Hórreo


Quizás fuese posible hallar algún trasno bromista en el sótano. Pero habría que esperar a la noche, por sus costumbres noctámbulas. Claro que la oscuridad de la cava era mucha, como para hacerlo visible a nuestros ojos inquisidores, pero no nictálopes. Más aún, aunque estuviese disfrutando del frescor, la presencia de los mayores nos lo impediría. Tendríamos que encontrar otro camino para dar con él.


                                                        Sótano  


                                  

Trasno bromista


Quedaba siempre por escudriñar, bajo la cubierta del techo, el fallado que funcionaba como sobrado, pues servía tanto para guardar cosas en desuso como para almacenar alimentos. En las paredes, a ambos lados, tenía pequeños huecos que las palomas aprovechaban para instalarse y transformarlo en pombal.


Pombal


Mucho se nos hablaba del tardo. Se decía de él que era un ser malvado que vivía bajo la tierra. Siempre que entraba en los hogares campesinos, se mostraba armado con una espada. Mis paisanos montañeses no le querían y mis allegados menos, porque según contaban, acostumbraba a sentarse sobre el pecho de las gentes para provocarles trastornos en el sueño, pesadillas y dolores varios en el cuerpo.


Tardo


A los más pequeños se nos aconsejaba dejar junto a la cama, sobre la mesita, un recipiente con cereales. Él por su fama de curioso, intentaría contarlos, para saber cuántos eran los regalos. Pero, como sólo se sabía hasta el cien, si se le pusiera más, al desconocer números mayores, debería volver a empezar y así pasaría toda la noche reintentándolo sin molestar para nada ni a nosotros ni a nadie. Ésta parecía ser entonces una fórmula infalible.

La mejor solución, ya que no se dejaba ver, podría ser colocar en el palomar una cunca, un cuenco con muchos granos para que se entretuviese fuera de la habitación y esperar que las aves no los comiesen todos, o al menos, dejasen más de un ciento. Entonces me decía: “Bien, pensaré y ya se me ocurrirá algo”. Claro que eso nunca sucedió.



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