viernes, 24 de abril de 2015

El arte de la esquina
Boletín Mensual Nº 93 Año VIII
Abril de 2015






















                                                              Hugo Irureta



SUMARIO


Apuntes para una Estética del Simbolismo (Segunda Parte)
Los cazadores
La enseñanza artística



Apuntes para una Estética del Simbolismo (Segunda Parte)

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


La Estética del Simbolismo se basa en la consideración de que los artistas deberían expresar sus emociones y pensamientos no con ponencias, afirmaciones, axiomas ni postulados, sino por medio de símbolos o alegorías.

Este movimiento revaloriza  la imaginación no sólo como factor generador y creativo, sino como forma de ver, conocer e interpretar la realidad. En Literatura esta tendencia se aleja del Romanticismo y del Realismo (aún en su moderada representación: el Naturalismo). La Poesía simbolista reconoce a Edgar Allan Poe como antecedente y precursor.


Edgar Allan Poe



El cuervo


Una vez, en una taciturna media noche,
mientras meditaba débil y fatigado,
sobre un curioso y extraño volumen
de sabiduría antigua,
mientras cabeceaba, soñoliento,
de repente algo sonó,
como el rumor de alguien llamando
suavemente a la puerta de mi habitación.
>> Es alguien que viene a visitarme - murmuré
y  llama a la puerta de mi habitación.
Sólo eso, nada más. <<

Ah, recuerdo claramente
que era  en el negro Diciembre.
Y que cada chispazo de los truenos hacía
danzar en el suelo su espectro.
Ardientemente deseaba la aurora;
vagamente me proponía extraer
de mis libros una distracción para mi tristeza,
 para mi tristeza para mi Leonor perdida,
la rara y radiante joven
a quien los ángeles llamaban Leonor,
para quien, aquí, nunca más habrá nombre.

Y el incierto y triste crujir de la seda
de cada cortinaje de púrpura
me estremecía, me llenaba
de fantásticos temores nunca sentidos,
por lo que, a fin de calmar los latidos
de mi corazón, me embelesaba repitiendo:
>> Será un visitante que quiere entrar
y  llama a la puerta de mi habitación.
Algún visitante retrasado que quiere entrar
y  llama a la puerta de mi habitación.
          Eso debe ser, y nada más <<.

De repente, mi alma, se revistió de fuerza;
y  sin dudar más
dije:
>> Señor, o señora,
 les pido en verdad perdón;
pero lo cierto es que me adormecí y
habéis llamado tan suavemente
 y  tan débilmente habéis llamado
a la puerta de mi habitación
que no estaba seguro de haberos oído <<.
Abrí la puerta.
          Oscuridad y nada más.

Mirando a través de la sombra,
estuve mucho rato maravillado,
extrañado dudando, soñando más sueños que
ningún mortal se habría atrevido a soñar,
pero el silencio se rompió
y la quietud no hizo ninguna señal,
y  la única palabra allí hablada fue
la palabra dicha en un susurro >>¡Leonor!<<.
Esto dije susurrando, y el eco respondió
en un murmullo la palabra >>¡Leonor!<<.
          Simplemente esto y nada más.

Al entrar de nuevo en mi habitación,
toda mi alma abrasándose,
muy pronto de nuevo, oí una llamada
más fuerte que antes.
>> Seguramente -dije-, seguramente es
alguien en la persiana de mi ventana.
Déjame ver, entonces, lo que es,
y resolver este misterio;
que mi corazón se calme un momento
y averigüe este misterio.
          ¡ Es el viento y nada más.<<

Empujé la ventana hacia afuera,
cuando, con una gran agitación
y movimientos de alas
irrumpió un majestuoso cuervo
de los santos días de antaño.
No hizo ninguna reverencia;
no se paró ni dudó un momento;
pero, con una actitud de Lord o de Lady,
trepó sobre la puerta de mi habitación,
encima de  un busto de Blas,
encima de la puerta de mi habitación.
          Se posó y nada más.
  
Entonces aquel pájaro de ébano,
induciendo a sonreír mi triste ilusión
a causa de la grave y severa
solemnidad de su aspecto.
>> Aunque tu cresta sea lisa y rasa
-le dije-, tú no eres un cobarde <<.
Un torvo espectral y antiguo cuervo,
que errando llegas de la orilla de la noche.
Dime: >> ¿Cual es tu nombre señorial
en las orillas plutónicas de la noche?
El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

Me maravillé al escuchar aquel desgarbado
volátil expresarse tan claramente,
aunque su respuesta tuviera
poco sentido y poca oportunidad;
porque hay que reconocer
que ningún humano o viviente
nunca  se hubiera preciado de ver
un pájaro encima de la puerta de su habitación.
          Con un nombre como >> Nunca más <<.

Pero el cuervo, sentado en solitario
en el plácido busto, sólo dijo
con aquellas palabras, como si con ellas
desparramara su alma.
No dijo entonces nada más,
no movió entonces ni una sola pluma.
Hasta que yo murmuré: >> Otros amigos
han volado ya antes  <<.

En la madrugada me abandonará,
como antes mis esperanzas han volado.
Entonces el pájaro dijo: >> Nunca más <<.

Estremecido por la calma,
rota por una réplica tan bien dada,
dije: >> Sin duda <<.
Esto que ha dicho
es todo su fondo y su bagaje,
tomado de cualquier infeliz maestro
al que el impío desastre
siguió rápido y siguió más rápido
hasta que sus acciones fueron
un refrán único.

Hasta que los cánticos fúnebres
de su esperanza, llevaran la melancólica carga de
>> Nunca - nunca más <<.
Pero el cuervo, induciendo todavía
mi ilusión a sonreír,
me impulsó a empujar de súbito
una silla de cojines delante del pájaro,
del busto y la puerta;
entonces, sumergido en el terciopelo,
empecé yo mismo a encadenar
ilusión tras ilusión, pensando
en lo que aquel siniestro pájaro de antaño
quería decir al gemir >> Nunca más <<.

Me senté, ocupado en averiguarlo,
pero sin pronunciar una sílaba
frente al ave cuyos fieros ojos, ahora,
quemaban lo más profundo de mi pecho;
esto y más conjeturaba,
sentado con la cabeza reclinada cómodamente.
Tendido en los cojines de terciopelo
que reflejaban la luz de la lámpara.
Pero en cuyo terciopelo violeta,
reflejando la luz de la lámpara,
ella no se sentará ¡ ah, nunca más!

Entonces, creo, el aire se volvió
más denso, perfumado por un invisible incienso
brindado por serafines cuyas pisadas
sonaban en el alfombrado.
>> Miserable -grité-. Tu dios te ha permitido,
a través de estos ángeles te ha dado un descanso.
Descanso y olvido de las memorias de Leonor.
Bebe, oh bebe este buen filtro,
y olvida esa Leonor perdida.
El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Profeta -dije- ser maligno,
pájaro o demonio, siempre profeta,
si el tentador te ha enviado,
o la tempestad te ha empujado hacia estas costas,
desolado, aunque intrépido,
hacia esta desierta tierra encantada,
hacia esta casa tan frecuentada
por el honor. Dime la verdad, te lo imploro.

¿ Hay, hay bálsamo en Galad? ¡Dime,
dime, te lo ruego ! <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Profeta -dije-, ser maligno,
pájaro o demonio, siempre profeta,
por ese cielo que se cierne sobre nosotros,
por ese dios que ambos adoramos,
dile a esta pobre alma cargada
de angustia, si en el lejano Edén
podré abrazar a una joven santificada
a quien los ángeles llaman Leonor,
abrazar a una  preciosa y radiante
doncella a quien los ángeles llaman Leonor <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Que esta palabra sea la señal de nuestra separación,
 pájaro o demonio - grité
incorporándome.
¡ Vuelve a la tempestad
y la ribera plutoniana de la noche!
No dejes ni una pluma negra como prenda
de la mentira que ha dicho tu alma.
¡ Deja intacta mi soledad!
¡ Aparta tu busto de mi puerta!
¡ Aparta tu pico de mi corazón,
aleja tu forma de mi puerta! <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

Y el cuervo sin revolotear, todavía posado,
todavía posado,
en el pálido busto de Palas
encima de la puerta de mi habitación,
sus ojos teniendo todo el parecido
del demonio en que está soñando,
y  la luz de la lámpara que le cae encima,
proyecta en el suelo su sombra.
Y mi alma, de la sombra que yace flotando
en el suelo no se levantará...
          ¡ Nunca más !
  


Pero,  el autor que da comienzo al Simbolismo es Charles Baudelaire. Él desprecia las formas cristalizadas de los autores precedentes y toma distancia de los cánones anteriores con sus rígidas normas de versificación y las imágenes consagradas. Sus obras, incluidas en “Las Flores del Mal” y “El Spleen de París” hacen que sea considerado como decadente por sus contemporáneos.











La difusión de los principios simbolistas la lleva a cabo Stéphane Mallarmé con sus ensayos en prosa como “Divagaciones”, su Salón Literario y en su poesía: “La Siesta de un Fauno”.


Stéphane Mallarmé - Renoir



La Siesta de un Fauno







La corriente se extiende con Paul Verlaine a través de “Romanzas sin Palabras” y Arthur Rimbaud con “Una Temporada en los Infiernos”, más allá de Francia y del siglo XIX.  Así, Bélgica presenta a Maurice Maeterlinck, con “Peleas y Melisanda”.








El Simbolismo es considerado tanto un estilo como una tendencia ideológica internacional que permite a través de sus obras transformar el Arte Figurativo en Abstracto.






Los cazadores


Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro



De las muchas características asombrosas de Artemisa, quizás la más divulgada sea aquella que los romanos agregaron a su nombre (Diana) cazadora. Y, aunque la mitología griega está poblada por una multitud de hábiles saeteros, sólo dos de ellos merecieron el privilegio de que en los relatos de los hechos de la diosa adolescente se los vinculase con ella, claro que de muy distinto modo.


Estatua de Diana en el Museo del Louvre


Acteón, el vanidoso príncipe tebano, se vanagloriaba diciendo que, tratándose de cobrar presas, él era muy superior a Artemisa, mientras no paraba de acecharla. Una vez, en un mal día, en la espesura del bosque, cuando la deidad se bañaba en compañía de su coro de ninfas, ellas lo descubrieron observándola y de inmediato corrieron a ocultarla de la vista del jactancioso intruso.





 Diana y Acteón - Carlo Maratta



Quizás por la brusquedad de los movimientos para cubrirse rápidamente, la diva salpicó al impertinente, que en forma instantánea se transformó en un ciervo. Luego, hay quien dice que azuzó a los perros de él para que lo atacaran. El caso es que lo destrozaron sin advertir que se trataba de su propio amo transfigurado.

Otros afirman que esa transformación no tuvo lugar, pero que aún conservando su apariencia humana, fue perseguido y muerto por un jabalí enviado por la divinidad, ofendida por la mala actitud del espía mirón.




El baño de Diana



Muy distinto fue el caso de Orión. Este joven llegó a ser un inmejorable compañero de cacería de Artemisa. Su digno colega le era inseparable, hasta el trágico momento en que el infortunado hallara la muerte.







Los relatos varían enormemente sobre las causas, las circunstancias y los autores de su fatal desaparición. Algunos autores acusan a los inmortales del crimen, presumiendo que en los celos estuvo la motivación del malhadado hecho. Él se casó con Eos (una mujer y, por lo tanto, mortal).


 Eos y Orión


Otra versión expresaba una posibilidad diferente, fundada en la actitud griega altamente competitiva, tan común entre los inmortales como en los humanos. Desde esta perspectiva, el cazador habría provocado la ira de Diana, al desafiarla a lanzar el disco. Es este reto, según se dijo,  que llevó a la diosa a matarlo, sin más dilación.



 Discóbolo



Para otros, Orión había alardeado de superioridad ante Gea. Esta poderosa diosa madre no dejó pasar tal arrogancia sin castigo. Es así que envió a un escorpión gigante tras él. Finalmente, luego de perseguirlo, el alacrán lo alcanzó y le inoculó el letal veneno que le causó la muerte.





El escorpión de Gea.


Por otra parte, algunas narraciones cuentan que, al haber encontrado Artemisa en Orión a un amigo, compartía con él su tiempo en correrías aventureras. Por esto fue que Apolo se sintió abandonado por ella, pues no le prestaba la misma atención que antes de la llegada del cazador. Así fue que, llevado por el temor de perderla, ideó un ardid para eliminarlo.




                                                                   Diana - Rubens




Apolo


Retó a su hermana, proponiéndole una competencia de caza, tomando como base su temperamento. Tal desafío, en la espesura del monte le aseguró que Artemisa se precipitaría para lanzar sus certeras flechas. Condujo luego con engaños a Orión hasta el lugar en que ella habría de disparar rápida y precipitadamente para cobrar su preciada presa y ganarle en el torneo. Tarde ella advirtió que había asesinado por imprudencia a su amigo.




                                        Diana sobre el cadáver de Orión


Otras formas en que las tradiciones dan cuenta de la muerte de Orión, se vinculan con la violación. En un caso se menciona un hecho consumado. El cazador tomó por la fuerza a una de las ninfas vírgenes de Artemisa.

La segunda variante cuenta que el cazador intentó abusar de la propia diosa. Cualquiera fuese el caso, por su vulneración, recibió castigo. Diana envió un escorpión para que lo persiguiera y, una vez hallado, lo matase. En esta ejecución se valió del mismo ponzoñoso animal que se le atribuyó a Gea: el gigante y ponzoñoso animal.

Sin embargo, pese a todo, Artemisa se apiada del trasgresor y, con su madre (Leto) pide a Zeus (padre de la consentida diosa adolescente) lo ponga en el cielo entre las estrellas. El supremo accede. Pero Gea, aún sin perdonar a Orión, hace que el escorpión lo siga muy de cerca en su viaje astral. Es por eso que ambas constelaciones se sucedan: están en el firmamento una a continuación de la otra.






La Enseñanza Artística

 Lic. Alicia Grela Vázquez 






























La Enseñanza Artística es una forma de construcción, así como el Arte también lo es, y un
a manera válida y diferente de conocer el mundo. En las instituciones educativas suele limitarse a lo consagrado por la Historia del Arte Europeo, principalmente, y abarca sólo un poco más allá de las Vanguardias del siglo XX.

Los estudiantes al ingresar en las escuelas encuentran que el mundo ya está construido y eso se da por hecho, sin reflexionar sobre sus determinantes, posibilidades ni criticar ese estado de cosas vigente.

Las materias artísticas y su formación están frecuentemente depreciadas, desvalorizadas como si se tratase de una clase jerárquicamente inferior en el currículo. Y el tiempo a ellas dedicado fuese un equivalente a horas libres.

Además, el arte escolar se disimula, esconde o trasmuta en las actividades necesarias para preparar los actos relativos a las Efemérides. Los prejuicios, preconceptos, estereotipos y anacronismos hacen que se ignore cualquier otra posibilidad.

El reduccionismo simplista que habitualmente lleva las “n” dimensiones a solo una, dos, tres y a lo sumo culmina en cuatro; los estados de la materia a sólida, líquida y gaseosa, aunque otros pueblos (como los lapones y esquimales) puedan reconocer más en las formas del agua; también acota los colores y con esto sus combinaciones pasan a ser fijas y no aleatorias.

La escuela, al enseñar Arte, también diseña espectadores. La práctica docente puede seguir cualquiera de los modelos descriptos por Imanol Aguirre Arriaga. Así, según  el logocentrista se consigue que el estudiante se apropie de técnicas y herramientas para conocer y producir.

La estrategia empleada desde la cátedra privilegia la dirección experta y la didáctica precisa y sistemática. El educando realiza una acción creativa regulada, pasando de lo fácil a lo difícil, de la síntesis al análisis y del rigor de la norma a la libertad (de lo heterónomo a lo autónomo).

En cambio, la modalidad expresionista da prioridad al sujeto de aprendizaje como fuente de emociones. El educador propicia un ambiente que sea un medio idóneo para expresar y crear libremente, sin normas ni reglas.

Pero, al consagrarse la concepción filolingüista el Arte se torna en lenguaje, especialmente visual. La comunicación se centra en los elementos (punto, línea, luz, color) con los que se transmite un posible mensaje a un receptor, usuario o intérprete, con la finalidad de alfabetizar visualmente.

Mas, el Arte excede esos límites. Es además una forma de conocimiento y se constituye en una metáfora de la realidad. Por eso su enseñanza tiene que ir más allá. Los símbolos artísticos son polisémicos y permiten múltiples interpretaciones. En cada una de ellas los maestros somos artistas y espectadores.

Para ello la contextualización ayuda a entender y la recontextualización a considerar otras posibilidades diferentes, fuera de las impuestas por las pautas diagramadas por el etnocentrismo o la cultura hegemónica de un momento.

Como señalara Walter Benjamín hay tensiones dialécticas entre la imagen, la memoria y la política. Ésta puede ser entendida de un modo conservador o emancipatorio. Y es para la liberación que la enseñanza debería trabajar.     



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