Boletín Mensual Nº 104 Año 9
Marzo 2016
El sueño - Pablo Picasso
SUMARIO
Iguales y diferentes: Equinoccios y solsticios
Apuntes para una Estética de la Música de identidad nacional (3ª. Parte: Europa del Norte)
Un cuento trimegisto: Caperucita Roja
Homenaje a Cervantes
Iguales y diferentes: Equinoccios y solsticios
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
Los antiguos griegos amaban la regularidad en el mundo y,
según ella, establecían la ley (Nomos) cíclica que gobernaba la Naturaleza
(Fysis). Así el universo se les aparecía en orden (Cosmos) y podían apreciar su
belleza (Calé).
Los fenómenos cotidianos eran interpretados basándose en
sus creencias. Suponían que el sol a lo largo del año realizaba una
translación, rodeando la esfera
celeste, cuyo centro era la Tierra. Su recorrido trazaba la eclíptica que cortaba el plano del ecuador celeste en el punto
vernal (Gamma) el 21 de marzo.
En ese momento comienza el equinoccio (en que el día y la noche duran igual en todo el planeta) de primavera en el Hemisferio Continental. En las antípodas se produce
el de otoño en el Austral. Y, en forma correlativa, el 21 de setiembre
señala el inicio la primera en el Marítimo y del otoño en el Boreal.
En cuadratura colocaban la posición de los solsticios: el 21 de junio el verano (en el Septentrional) e invierno
(en el Austral), ya que las estaciones son opuestas, según sea la latitud a un
lado o al otro del Ecuador. El 21 de diciembre comienza el invierno en el Norte y el verano en el Sur.
Los sabios cosmógrafos trataron de explicar los
movimientos astrales científica y filosóficamente. Pero el pueblo lo hizo más
sabia y ricamente desde su Mitología. Según ella, el dios Helios, en su maravillosa carroza recorría periódicamente el
universo, a partir de la constelación de Aries.
Helios
El renacer de la vegetación se justificaba considerando
que el 21 de marzo marcaba el del retorno de Perséfone al regazo de su madre. La joven diosa era la hija dilecta
de Deméter con Zeus.
Perséfone
Hades, el dios de los muertos, luego de raptarla, la
mantuvo con hechizos en el país de las sombras todo un semestre, hasta que fue
hallada y se negoció con él su rescate: repartir la permanencia de la víctima en
el inframundo y en la superficie terrestre en tiempos iguales.
Los poetas
homéridas contaron que hubo un tiempo en el cual en el sudeste de Europa se
disfrutaba de una Primavera perpetua, porque Ceres, la cuarta esposa de
Júpiter, con ubérrimo verdor agradecía el nacimiento de su pequeña Core (Perséfone). Plutón al verla en el campo, se prendó de ella y se la llevó consigo
a su submundo.
La fecunda madre salió a buscar a su hermoso retoño,
peregrinando con antorchas, lejos del Olimpo y descuidó las tareas que hasta
entonces aseguraban el crecimiento de los vegetales, la alimentación de los
animales y las ofrendas a los inmortales. Es por eso que intervino el padre de
dioses y hombres.
Y el sol, que todo lo vio, al décimo día confesó cómo fue
testigo del secuestro de la infeliz criatura, que el terrorífico carro
plutónico condujo y transportó al país de las sombras. Una vez allí, su señor le
hizo probar la granada emponzoñada, fruto del infierno, que la retuvo sin poder
liberarse, hasta llegar al acuerdo que la devolvería, aunque parcialmente, al
mundo de los vivos.
La primavera era personificada por Cloris. Esta diosa no tuvo un lugar muy destacado en el panteón
heleno. Sin embargo, sus herederos: los romanos supieron honrarla con el nombre
de Flora. Para eso crearon los juegos florales que eran
celebrados anualmente, a fines de abril.
Cloris
En los festejos, que duraban seis días, la gente eufórica
se adornaba con guirnaldas para mostrar así su exuberancia. Ésta crecía a
medida que el sol avanzaba en su curso. Cuando éste alcanzaba su mayor altura
sobre el horizonte y llegaba al cenit, comenzaba
el verano.
Entonces el protagonismo lo tenía Deméter, la madre abnegada (*) que consiguió rescatar a su hija del
antro de Plutón. Pero esa divinidad,
la Ceres romana, no finalizaba en este solsticio su rol. En el otoño también se
destacaba, porque entonces tenía un sitio preponderante en la recolección del
grano. Compartió con Dionisio un
destacado papel en la vendimia y las Bacanales
a las que daban lugar las cosechas.
Deméter y Perséfone
Más tarde llegaba el invierno, que era causado por la
incesante búsqueda que Ceres llevaba
a cabo para hallar a su hija, sin atender a nada más, ocasionando que la tierra
quedase estéril, sin producción ninguna.
También Bóreas,
el dios identificado con el frío viento
norte, muy temido por su carácter destructivo, daba una imagen del gélido
solsticio, que se completaba, antropomórficamente, como un anciano vestido con
un manto, encapuchado. Esto se complementa con narraciones, como las de Plinio. Según él, la salamandra es un animal tan intensamente frío que extingue el
fuego.
Bóreas
Por otra parte, las anomalías climáticas eran justificadas
diciendo que Faetón, el hijo de Febo, tomaba
las riendas del carro del sol y por ser inexperto e imprudente, tan pronto lo
acercaba demasiado, como lo alejaba más de lo conveniente, con las
consecuencias indeseables: calentamiento y quemazón o enfriamiento y escarcha.
Faetón
Entre los latinos también se conservó el mito de las Horas, que fueron identificadas con las estaciones, cuyo número
varió con el tiempo. Ellas simbolizaron a través de distintos íconos, la
periodicidad del nacimiento, el crecimiento, la muerte y el renacimiento de la
vegetación y la vida toda.
(*) Deméter, en la Argentina del siglo XX, pudo haber
inspirado a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para sus
marchas y reclamos de “Aparición con Vida.”
Apuntes para una Estética de la Música de identidad nacional (3ª. Parte: Europa del Norte)
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
En coincidencia con María del Carmen Aguilar, quien
sostiene en “La Música en la Educación Musical”, afirmo que es necesario
aprender a escuchar. Reconocer cuándo termina algo (determinar segmentos que se
puedan representar gráficamente como unidades de sentido) y reconocer qué es,
permite asociar nombres (estrofa, estribillo, etc.) a las unidades de sentido.
Es necesario discernir por qué etapa va la música (sensación
de introducción, de algo nuevo, de elaboración de lo ya escuchado, de
transición, de que está por concluir). Siguiendo a esta autora, se presenta
este trabajo a modo de ejemplo de la práctica docente con Artes Integradas.
En el marco de referencia que ofrece el Diseño Curricular, en la Cátedra de “Fundamentos de
la Educación” se ha propuesto en el curso de primer año del Profesorado de
Artes Visuales con orientación en Cerámica, en la Escuela “Rogelio Yrurtia” de
la ciudad de Mar del Plata, Argentina, una actividad de escucha e
interpretación de textos musicales.
El principal objetivo es transferir a otro ámbito: el de
las competencias plásticas, y facilitar así la conversión del Homo videns,
analizado por Giovanni Sartori, en Homo sapiens sapiens, e integrarlos en la
cultura musical, amalgamando el juego interactivo en la interpretación y en la
producción.
Es necesario rescatar las demás aptitudes y habilidades
artísticas. Éste, que es un auténtico desafío en la enseñanza en general, se
hace especialmente importante en la Artística y Superior. Aquí es necesario
investigar, pero eso no basta. Se requiere asombrar y recuperar la alegría y el
placer en el trabajo.
El propósito secundario es que, a través de las tareas
propuestas, se plasme una producción artística que los símbolos de las imágenes
polisémicas posibilitan. La Semiótica en las Artes implica connotaciones
explícitas una y crípticas otras. Las interpretaciones divergentes de lo que el
uso corriente privilegia como paradigma de decodificación, son enriquecedoras.
En la base de todo esto está la consideración de que la
composición musical (anónima y de autor) hace pensar en una realidad
alternativa, con otras posibilidades diferentes a aquellas que el sentido común
y la experiencia cotidiana ofrecen.
La práctica docente no se limita a tomar contacto con los
tecnicismos para inducir a los estudiantes a decodificarlos. Se tenderá a
alcanzar la transcodificación. La experiencia áulica permite hoy la actuación
individual, personal de cada uno de ellos, como así también el trabajo
colaborativo en pos del colectivo. La tarea en equipo muestra lo mucho que se
consigue con la participación igualitaria.
Se propone la actividad de audición de autores europeos
consagrados, que representen la Música Nacional que hace a la identidad de su
país, y se pide realizar la interpretación y producción plástica.
La diferencia cultural se fue incrementando desde la
segunda mitad del siglo XIX, al constituirse los nuevos estados y consolidarse
los ya existentes. Los cambios en la geopolítica mundial fueron acompañados por
transformaciones en los ámbitos artísticos. Muchas de las mutaciones se han
dado bajo la impronta del Romanticismo.
Pero el fenómeno se ha extendido en el tiempo hasta
mediados del XX, desarrollando formas exclusivas vinculadas con la historia
política, social, cultural y estrictamente musical de la propia nación. Así es
que en toda Europa surgen corrientes regionales que expresan los sentimientos,
valores y creencias tradicionales de cada pueblo.
En los países nórdicos sobresalieron grandes creadores.
Así en la Península Escandinava, desde Noruega, Edvard Grieg elaboró canciones y composiciones breves para piano,
en las que aún hoy se puede respirar el aire frío de las altas latitudes del
Círculo Polar Ártico.
Edvard Grieg
Por su parte, Finlandia mostró su recio perfil en las
sinfonías de Jean Sibelius. Este
compositor unió las características de tres mundos: el Imperio Ruso del siglo
XIX, el Gran Ducado de Finlandia (que por entonces dependía de aquél) y Suecia,
por su idioma, pues usó el folclore. La mitología y la literatura finesa. Con
esto intentó simplificar la estructura interna de la música.
Jean Sibelius
Nota:
Las obras de los alumnos fueron exhibidas en una muestra colectiva “Viendo la
Música” en el Centro de Capacitación, Investigación e Información Educativa (CIIE) de General Pueyrredón,
Provincia de Buenos Aires, Argentina en el mes de setiembre de 2015.
Un cuento trimegisto: Caperucita Roja
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
Caperucita Roja - Gustave Doré
Sobre la base de la tradición oral, probablemente fijada
en la Edad Media, pero fundada quizás en ritos de iniciación prehistóricos (del
Neolítico o anteriores) las tres versiones del cuento consideradas (la de
Charles Perrault, los hermanos Grimm y Luisa Valenzuela) se vinculan.
En principio, están
enlazados por la denominación de su protagonista.
De ella conservan su nombre,
pero varían otros aspectos en mayor o menor medida. Agregan personajes o
cambian algo de su personalidad o entorno.
En la presentación que de él hace Perrault, el autor toma a una niña ingenua que va, a pedido de su
madre a llevar algunas provisiones (pasando por el bosque) a su abuela enferma,
residente en otro pueblo y que, como su nieta es cándida. Las acciones se
suceden hasta el desenlace fatal y conocido.
Charles Perrault
El Neoclasicismo exigía a la Literatura enseñanzas
morales y éstas venían en los textos a modo de moralejas. Se consideraba que
las niñas debían ser prevenidas de los peligros de atender a las palabras
engañosas de quienes pudiesen aprovecharse de ellas. La burguesía confiaba en
lo urbano. El ámbito de la fraga se le presentaba como una amenaza real o
potencial.
El contenido erótico, no totalmente velado, evoca el
origen ritual del mito. Cuando la ceremonia iniciática dejó de hacerse, comenzó
a contarse. La narración da cuenta de ello, manifestando y ocultando
simultáneamente su origen y fundamento.
A más de un siglo de distancia, el Romanticismo, en la
pluma de los hermanos Grimm, recrea
la historia poniendo el acento en el mandato, la prohibición y la obediencia.
También agrega al leñador como salvador de la pequeña y la anciana, como si
fuera un caballero andante al rescate de princesas prisioneras en las torres,
que las garras de algún ogro o un hechizo las encerrara, aunque en la analogía
la prisión fuese tan sólo la tripa del animal.
Hermanos Grimm
Por último, Luisa
Valenzuela
traslada la situación al siglo XX. Ella nos muestra los pensamientos en las
palabras yuxta y superpuestas de tres generaciones de mujeres, que nos hace oír
con las voces que expresan sus fantasías, deseos y temores. El componente
sexual implícito, se explicita y así lo ancestral renace.
Luisa Valenzuela
Homenaje a Cervantes
Prof. Graciela Sovrán Haro
Poema XXIX: Gran soñador
Es un
cincuentón soltero,
Es un
soñador muy dulce.
La
soltería es su empeño,
Dulcinea
al sueño induce.
Le
envía las embajadas
Para
que la honren en vida.
Es
princesa enamorada,
Las
honras la regocijan.
El
caballero no piensa
En casarse
con la dama.
Sólo
sueña con la dueña,
Ella es
ficción en la trama.
Poema XXX: El carácter cervantino
Por la
tierra castellana
He
visto pasar molinos,
Las
aventuras galanas,
De Don
Quijote muy típico.
Algunos
simples aldeanos
Con
realismos de Sancho,
Teresa
Panza en jumento
Con sus
dos hijos al lado.
No vi
tiernas Dulcineas
En sus
trajes de princesas,
Sólo
sencillas aldeanas
Que
conversan entre ellas.
Ni
ínsula Barataria,
Ni
grandioso clavileño;
Sólo
molinos de viento
Conserva
la tierra ancha.
Pero he
visto por doquier
El
carácter cervantino;
Un aire
que luce bien
Con la
estepa y el camino.
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