El arte de la esquina
Boletín
mensual N° 74 - Año VII
Setiembre
de 2013
Las lavanderas - Jean Millet
SUMARIO
Apuntes
para una Estética del Realismo (7° Parte)
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro
La Música, como arte del tiempo, adopta hacia fines del siglo XIX una
actitud desafiante al enfrentar a las demás. Esto le permite alcanzar una
posición prominente. La pretensión de los compositores realistas es lograr una
música descriptiva del ambiente natural y los estados de ánimo humanos.
El goteo de la lluvia y el arreciar de la tormenta; el rítmico
deslizamiento del agua en arroyos y ríos o el latido de la marea; el ulular del
viento y el arreciar de las ráfagas; el arremolinarse de las hojas; el crepitar
del fuego en un incendio en el hogar; el
canto de los pájaros y su arrullo; el croar de los batracios; el aullido de los
lobos: el bramido de las bestias y el llanto, la risa y el parloteo de los
humanos son los sonidos a imitar o reproducir.
En los siglos XX y en el actual la Música descriptiva como medio
expresivo, sirve a los fines de ambientación en películas y producciones
audiovisuales artísticas y comerciales. Puede estar acompañada por Música
objetiva (la del entorno real) que
participa de la acción verdaderamente y que, por consiguiente, no puede ser
excluida.
La Música descriptiva está a mitad de camino entre la Música Objetiva y
la Música Subjetiva o Sugestiva, que apoya la situación emocional y colabora
para crear un clima o estado anímico.
La Música Descriptiva proporciona la sensación del efecto producido por
una situación natural. Pero, en verdad, la Música del último tercio del siglo
XIX es deudora de Verdi.
Giuseppe Verdi
Él aporta a la Modernidad la referencia a su gente. eso le
convierte en el intérprete por excelencia de la Joven Italia, fogosa y
apasionada.
El verismo italiano tiene en común con este compositor y su
Estética el amor por lo verdaderamente trágico. Las óperas “La Boheme” y “Madame
Butterfly” ejemplifican esto adecuadamente.
Especial interés reviste Arrigo Boito (amigo y colaborador
de Verdi) creador de “Mefistófeles”.
Arrigo Boito
Boito y Verdi
Aún cuando Giuseppe Garibaldi es quien logra la unión política
italiana, estos compositores y otros artistas y escritores la consolidan,
proyectando su cultura a todo el mundo.
Marina
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Ilustración: Elsa Sposaro
Ilustración: Elsa Sposaro
Hemos viajado mucho y dejado atrás hermosos y ricos
lugares. Pero hoy finalmente estamos en la Parroquia de Ares, dependiente de la
Arquidiócesis de Santiago de Compostela. Y, pese a que en ella habrá una misa
solemne en honor a la Virgen del Carmen, no concurriremos, porque tememos el
resultado del encuentro entre un dios pagano de la guerra (Ares-Marte) con una Virgen
Cristiana.
Así es que, después de disfrutar del grupo de
danzas tradicionales gallegas, nos acercamos al parque Rosalía de Castro, donde
participaremos de una fiesta infantil. Para colaborar ofrecimos una versión gaélica
del mito clásico de las sirenas.
Aunque había más, el mar de Ares y su ría eran
frecuentados por una de nombre Marina. Esta criatura, de belleza excepcional,
era un híbrido: la mitad superior del cuerpo correspondía a una bella mujer (como
las princesas de los cuentos) y la inferior, con forma de pez, con su cauda
rosada cubierta de escamas plateadas. No tenía alas. Pero aún así era
deslumbrante, no sólo por su aspecto, sino por su buen modo y su forma de
hablar. Era inquieta y conversadora. Solía dialogar con las gaviotas y
cormoranes marinos, que le respondían con gritos incomprensibles para los
humanos que les oían.
Frecuentemente jugaba en medio de un banco de
peces, compartiendo la diversión con los delfines que visitaban las rías de La
Coruña y Betanzos. Luego, al quedarse sola, tomando el sol en las playas de
Centroña y de Perbes, meditaba.
Más, cuando llegaba gente (por temor, timidez,
desconfianza y preservación) se ocultaba, sumergiéndose en el mar.
Marina - Elsa Sposaro
Pasado ese inquietante momento volvía sobre sus
pensamientos. Reflexionaba sobre su condición, las causas que hacían de ella un
ser tan singular y provocaban en las personas reacciones adversas.
Pero, principalmente se detenía en el deseo de ser
una joven común y ordinaria como otras muchachas del lugar.
Estas preocupaciones le llevaron, como
anteriormente lo habían hecho, hasta las islas Mirandas, en la ría de Ares en
La Coruña. A ellas (que por entonces estaban desiertas) sólo acudían, de vez en
cuando, algunos pescadores necesitados de aceite para sacar un poco de él de la
boya y poder así calentar su comida.
Sin embargo, en esta ocasión ocurrió algo
diferente. Una tormenta sorprendió al duque Froilaz y le arrojó al mar. Él
estuvo a punto de morir. Se dice que por hechizos, encantamientos y conjuros de
la bruja del Océano, a quien no le bastaba poner al noble en peligro.
La sirena Marina (hermana de la malvada meiga) lo
rescató. Él, que era uno de los hidalgos más poderosos de Galicia, quedó
perdidamente enamorado, con sólo mirarla. Y ella de él.
Se casaron de inmediato en secreto. Y juntos fueron
a vivir al castillo del noble. Por la fuerza de su amor y del deseo y la vida
fuera del mar, las escamas se cayeron y su salmonada cauda liberó a sus
piernas, haciendo de Marina una mujer.
De la unión con su esposo, nació Don Xoán, que debió
su nombre a la Noche de San Juan, en que los celtas celebraban el comienzo del
solsticio de verano, cuando los paganos buscaban pareja, recogiendo tréboles,
encendiendo y saltando hogueras y bebiendo queimada, mientras los cristianos
pedían y obtenían milagros.
el rescate del gentilhombre, el enamoramiento, la
metamorfosis de la sirena, y el alumbramiento de su hijo son testimonios
tomados como pruebas fehacientes de esas maravillas.
Más tarde, pasado el tiempo, al morir el duque Marina
volvió al reino del Océano (su padre). Es por eso que nunca más se oyó a la
sirena de las islas Mirandas.
La familia Mariño refiere estos hechos como origen
para su linaje, que se remonta al siglo XI, en el gran milenio. Es esa la razón
por la cual en su escudo de armas aparece una sirena en medio de azules ondas.
Escudo de armas de los Mariño
Además, en Caldas de Reis hay un relieve que
ilustra nuestra leyenda de Marina, la sirena del Mar de Ares.
Por otra parte, las sirenas que toda Europa cuenta
haber visto incluso en la Edad Media, no volvieron a aparecer en el Viejo
Mundo.
Pero, en el comienzo de la Modernidad, fueron
halladas en América. Las buscaremos.
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