El arte de la esquina
Boletín mensual Nº 63 - Año VI
Octubre de 2012
SUMARIO
La Estética del Romanticismo (XVII parte)
Las Horas – Las Estaciones
La Estética del
Romanticismo (XVII parte)
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen y edición: Prof. Elsa Sposaro
Imagen y edición: Prof. Elsa Sposaro
En las primeras décadas del siglo XIX se construye la idea
de Romanticismo musical. Esto se evidencia en la expresión emotiva que las
producciones patentizan. Aparece la novedosa forma del artista, ligada al genio,
que deviene con el paso del tiempo en estereotipo.
Ludwig van Beethoven, apasionado por la revolución del
momento, encarna la imagen del compositor romántico ideal. Su obra constituye a
un tiempo la cumbre de la perfección del Neoclásico (su primer período) y la
ruptura definitiva con él y sus rígidos y formales cánones. Ella cambia (en el
segundo período) en la forma musical, el concepto y finalidad de la Música, que
deja de ser una abstracción para minorías (que la aristocracia asume como
derecho propio de una elite, por lo demás ya privilegiada).
Ludwig van Beethoven
El estilo heroico y revolucionario de esta etapa, asociada a
la Revolución Francesa y a la posterior expansión napoleónica es la
característica de esta etapa. Finalmente, en el último momento de su producción
(el tercero) tiene un tono místico, que evidencia en los Cuartetos de cuerdas y la Misa
solemne.
La libertad y el amor están presentes en sus creaciones. De
ellas hace una defensa y elogio en Fidelio,
que se constituye en una auténtica apología romántica.
Beethoven inicia la nueva época con grandes composiciones instrumentales
(las nueve Sinfonías). Simultáneamente, los poetas buscan inspiración en la
Naturaleza, lo popular y el pasado. Esta evocación sonora de lo pretérito,
especialmente medieval, es una de las características principales de este
movimiento.
Las canciones antiguas para una sola voz, con acompañamiento
de laúd pierden popularidad ante la difusión del piano, como instrumento ideal
para el músico.
Ejecutante de laúd - Caravaggio
Esto es aprovechado por Franz Schubert (de la Escuela de
Viena) para la composición de muchas canciones (Lieder). También crea música de
cámara y sinfonías como la Inconclusa
o Inacabada y La Grande, que se cuentan entre las mejores de todos los tiempos.
Robert Schumann recoge las enseñanzas de Schubert en la
composición de canciones, que por centenas dedica a su esposa Clara (destacada
pianista).
Robert Schumann
Clara Schumann
La técnica de interpretación se hace cada vez más complicada
y con ello se crea un Arte para virtuosos.
Con el Romanticismo aparecen otras formas musicales: la Rapsodia, el Intermedio, la Fantasía y el Poema sinfónico, que han de desarrollarse con la labor creativa de compositores e intérpretes geniales.
Las Horas – Las Estaciones
Lic. Alicia Grela vázquez
Las Horas
son conocidas por el uso cotidiano como cada una de las veinticuatro partes del
día solar, correspondientes al arco de un ángulo de 15º en la eclíptica. El
significado consagrado por la Pragmática privilegia la componente astronómica.
Apolo
con la eclíptica y las Horas
Pero su
etimología señala otro origen, que deriva del vocablo griego “horos”: “término”. En su significado
extralingüístico equivale a “horizonte”, como la línea que parece limitar la
superficie terrestre e indica hasta donde alcanza la vista del observador. Allí
el cielo y la tierra semejan unirse.
En su
sentido lingüístico “horos”: “término”,
corresponde a la más elemental de las estructuras lógicas, sobre la cual se
construyen las proposiciones y finalmente los razonamientos.
En la
Mitología griega las Horas o Estaciones son tres: Eunomia, Diké, e Irene.
Las
Horas
Las
Horas
Las
Horas
Eunomia no
es simplemente la Ley, sino la buena (eu) ley (nomos). Esta es una diferencia
considerable, porque en ella está comprometida la Justicia (Diké)
indisolublemente asociada a la diosa Atenea (Minerva).
Atenea
- Minerva
A su vez,
la Virgen Atenea, protectora de Atenas, de las Artes y Ciencias está consagrada
a la guerra (como estratega) y en íntima relación con la Paz (Irene).
Sólo si la
ley es buena, en el estado hay justicia (Diké) y paz (Irene). En lo íntimo,
esta es sosiego del ánimo y en lo social, se entiende como ausencia de
beligerancia.
Las Horas
como Estaciones apuntan al estado actual de las cosas y también a las cuatro
partes del año: los equinoccios (primavera y otoño) y los solsticios (verano e
invierno).
Por otra
parte, en el Panteón griego se consideraba la existencia de doce diosas
correspondientes a las horas del día y los meses del año. Ellas acompañaban al
dios Sol (Helios) y supervisaban su viaje por el cielo y también dividían el
día en partes (horas) que no tenían todas igual duración, pues dependían de la
altura del sol sobre el horizonte. Así diferían en extensión en los meses de
verano y los de invierno.
Helios
– Sol
Deméter
y Perséfone
A veces se
hacen indiscernibles las Horas como partes del día, de las Estaciones. La única
diferencia apreciable es su número: doce en el primer caso y tres en el segundo.
Sin embargo, los griegos por afincarse en el Mediterráneo, reconocían las
cuatro estaciones que la Climatología consagra.
Sucede que
las Horas eran las diosas de las partes naturales del tiempo que presidían las
revoluciones de las constelaciones celestes y guardaban las puertas del Olimpo.
Esto hacían mientras sus tres hermanas: las Moiras (las Parcas) hilaban y
tejían la red del destino humano, como cuenta Homero.
Moiras
o Parcas: Clotho, Átropos y Láquesis
Las Horas
fueron adoradas especialmente por los agricultores, que cuidaban sus cultivos
según el tiempo que ellas marcaban. En este sentido Eunomia corresponde al Buen
Orden, dado por la Buena Norma que hace crecer el buen pasto.
Irene
(Paz)
Irene
Diké - Justicia
Eunomia - La buena Ley
En Atenas
la Hora de la Primavera acompañaba a Perséfone en su ascenso desde el mundo
subterráneo del Hades, cuando se abría la cámara de las Horas, pues la
Primavera estaba por llegar. Sus atributos eran las flores y las fragancias, la
frescura y la gracia.
Las Horas
son diosas amables y benevolentes que proveen a dioses y hombres bienes buenos
y deseables. Homero compara el curso de las Horas con la danza de las Gracias,
Hebe, Armonía y Afrodita, que acompañan al coro de las Musas, mientras Apolo
ejecuta la lira.
Dionisos y Las Horas
Dionisos
y Las Horas
Así se da
en el Panteón primitivo. En el más moderno ellas son las diosas del orden en
general y de la Justicia, pues los conceptos evolucionaron desde lo físico
(natural) a lo ético. Así la influencia que las Horas tenían en la Naturaleza
fue trasladada posteriormente a la vida humana.
Huellas de
esta transición pueden verse en Hesíodo, cuando las menciona dando al Estado
leyes buenas, justicia y paz. Él las identifica con los nombres de Eunomia,
Diké e Irene y las señala como hijas de Zeus y Temis.
Themis
en el Consejo con Zeus y Atenea
Themis
y Egeo
Themis – La Ley
El tiempo
transcurrido hizo que la transformación fuese cualitativa (de lo material a lo
ético) y cuantitativa, pues se las cuenta en número de dos (la forma más
antigua) a doce, pasando por diez, cuatro y la cantidad más frecuente : tres,
como las Gracias o Cárites, las hijas de Venus (Talía, Eufrosine y Aglaia) y
las Moiras (Láquesis, Cloto y Atropos).
Las Gracias
- Cárites
Las
Cárites
Esto hace
que haya mucha confusión con respecto a las Horas. Y cuando se intenta hacer
una lista para poner orden en ese caos, se incluye como tercera hora del día a
la Música.
Pero, pese
al avatar sufrido, nos quedan conceptos claros referidos a la buena ley
(Eunomia), la Justicia (Diké) y la Paz (Irene). Y también testimonios de las
obras de Arte en que ellas (las Horas) aparecen como jóvenes doncellas,
portadoras de productos estacionales, como símbolo polisémico de la bondad,
generosidad y fertilidad de la Naturaleza, recuerdo y evocación de un pasado
poblado de divinidades propias de una cultura agrícola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario