sábado, 19 de febrero de 2011





El arte de la esquina 


Boletín Mensual Nº 43 – Año 4

Febrero 2011



Porcelana - Wedgwood



SUMARIO

La Estética del Neoclasicismo (sexta parte)
La Nueva ortografía de la Lengua Española 
 Beethoven


La Estética del Neoclasicismo (sexta parte)
Lic. Alicia Grela Vázquez

En la Europa de fines de la Modernidad y en la América colonizada los espacios de la Arquitectura son complementados por esculturas y un conjunto de objetos varios provenientes de las Artes Decorativas. Robert Adam amuebla los ambientes con temas grecorromanos. 





Robert Adam



Cielo raso - Robert Adam



Este estilo clásico simple se conoce en Francia como "etrusco". Luis XV es quien lo favorece e impulsa. Pero, Luis XVI, su sucesor lo desarrolla y lo hace elegante. Las creaciones toman su inspiración en los hallazgos arqueológicos más recientes. 

Las casas nobles y burguesas se pueblan de utensilios de cerámica de Josiah Wedgwood y engalanan con porcelanas de Sèvres de Flaxman.





Pieza oceánide - Josiah Wedgwood



Vaso - Flaxman



Cuando la lucha por la libertad y la igualdad culmina, Europa se deslumbra con un nuevo Imperio. En Francia sube al trono Napoleón I  deseando emular a los Césares.





Napoleón Bonaparte



Es por eso que hace redecorar las anteriores residencias reales para darles un uso oficial. Percier y Fontaine hacen la planificación según motivos grecorromanos y elaboran los interiores en el estilo Imperio, que al ritmo de los triunfos marciales, son objeto de imitación en las otras Naciones.


Percier y Fontaine


  
La música acompaña y ambienta con óperas que cantan y dramatizan mitológicas tragedias y relatos épicos griegos. Los teatros son construidos especialmente para disfrutar de los sonidos, considerando en la sala especialmente la acústica y la comodidad.




Ópera de París





Ópera de París





Compositores como Cristóbal Gluck permiten participar del relato del sufrimiento de Orfeo y otros personajes de la tradición griega  en óperas como "Efigenia en Áuride" e "Ifigenia en Táuride" y "Orfeo y Eurídice". Éstas obras combinan textos líricos, trágicos  y épicos vocalizados con acompañamiento instrumental.





Las circunstancias comunes a la modernidad son el estímulo para autores que rescatan los valores nacionales. Es así que el más perfecto artífice del Neoclasicismo: Beethoven, anuncia y promueve una nueva época: el Romanticismo.





Es el fin de un movimiento fundado en la razón y la proporción, cuya estética recurre al canon de medida dado por la Regla Áurea. Su ética apela a la moderación. pero lo Bello y lo Bueno (antiguos trascendentales del ser) no pueden ya confundirse. En su "Crítica a la facultad de juzgar", difundida como "Crítica del juicio" (1790) Kant lo afirma. Con esto la Modernidad consagra a la Estética como una disciplina autónoma.








La Nueva ortografía de la Lengua Española

Salvador Gutiérrez Ordóñez
El País- 7 de Febrero de 2011  









La aparición de la nueva Ortografía de la lengua española no ha dejado indiferente a la sociedad. Las opiniones se polarizan en los dos extremos de la escala. Para unos, la obra es sólida, novedosa, bien fundamentada, coherente, exhaustiva, didáctica. Otros, en el polo opuesto, se fijan en cambios muy concretos y expresan de forma apasionada su desacuerdo.

Es el código donde se manifiesta de forma más visible el carácter unitario de la lengua. Cualquier cambio ortográfico se percibe como una agresión que afecta al hábito de escribir

Paso por alto, claro está, algunas interpretaciones desaforadas que alistan a la Real Academia Española en una cruzada de barbarie educativa empeñada en simplificar la escritura para favorecer a vagos e incultos. ¡Qué desatino! La RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española saben bien que la ortografía no es una cuestión menor. Es el código donde se manifiesta de forma más visible el carácter unitario de la lengua, y posee enormes repercusiones sociales, educativas e incluso económicas. Por eso, han abordado esta obra con enorme cuidado y responsabilidad.

Uno de los asuntos que con mayor asiduidad ha castigado las prensas, que con mayor brío ha cabalgado sobre las ondas y que con mayor celeridad ha circulado por las redes es, sin duda, el problema de los monosílabos con diptongo o triptongo ortográfico. Me refiero a la obligatoriedad de escribir sin tilde voces como. guion, Sion, truhan, Ruan, crie, fie, guie, lie, crio, fio, guio, lio, rio, criais, fiais, guiais, liais, riais, crieis, fieis, guieis, lieis, riais, hui, huis, flui, fluis...

Quienes no comprenden el cambio muestran disconformidad, disgusto, grandísimo enojo y desde su trinchera exigen inmediata revocación de la norma. Cuando veo esta amenazante lluvia de dardos, me acuerdo de Lutero en la Dieta de Worms, bajo la mirada olímpica del emperador Carlos y el dedo vociferante de las autoridades eclesiásticas que le exigían inmediata retractación. Aunque sobrecogido, respondía con seguridad: «Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa», al tiempo que admitía discutir sus tesis, siempre que el debate se guiara «por las Escrituras y por la razón».

¿Qué afirman las «escrituras», es decir, la norma heredada? La Ortografía de la lengua española de 1999 (Ortografía99) determinaba de forma taxativa los diptongos ortográficos. Se consideraban tales:

a) Toda combinación de vocal cerrada átona (i, u) con una vocal abierta (a, e, o). «En consecuencia, son diptongos las siguientes combinaciones: ai, au, ei, eu, oi, ou, ia, ie, io, ua, ue, uo» (Ortografía99, página 43).

b) Toda combinación de dos vocales cerradas distintas (i, u).

Y añadía: «Algunas de estas combinaciones vocálicas pueden articularse como hiatos (es decir, en dos sílabas), dependiendo de distintos factores: su lugar en la secuencia hablada, el mayor o menor esmero en la pronunciación, el origen geográfico o social de los hablantes, etcétera. Sin embargo, a efectos de la acentuación gráfica, se considera siempre que se trata de diptongos» (Ortografía99, página 43). Tres páginas más adelante, en aplicación de estas reglas, consideraba monosílabos palabras como fie, hui, riais, guion, Sion... (Cf. Ortografía99, página 46). Es decir, tanto si se pronuncia gui.on como guion..., en la escritura estas palabras son monosilábicas. Y, si son monosilábicas, no deben llevar tilde.

La reciente Ortografía es, punto por punto, totalmente fiel a la doctrina heredada. ¿Cuál es la diferencia? Que la Ortografía de 1999 dejaba libertad para poner o no tilde según fuese la percepción de su fonética. Es decir, por un lado dictaminaba que ortográficamente eran diptongos; pero, por el otro, permitía la doble escritura: guion-guión, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié, fieis-fiéis...

Esta opcionalidad, que constituía una flagrante y cruda contradicción contra la regla, se entendió como una moratoria o periodo de adaptación, pero constituyó una de las cuestiones más criticadas de dicha obra. La ortografía -se aducía con fundamento- ha de establecer normas unívocas, no reglas potestativas.

Dejemos las escrituras y en las razones entremos:

1. Se acusa a la nueva obra académica de dilapidar una de las grandes ventajas que poseía hasta el presente el sistema acentual del español: la propiedad de señalar de forma inequívoca sobre qué vocal de una palabra recae el acento de intensidad. Gracias a las reglas de la tilde, cualquier usuario, nacional o extranjero, que conozca las normas diferenciará en la pronunciación término, termino o terminó. Esta ejemplar propiedad se perdería -se dice- si quitamos la tilde en vocablos como guion, truhan, fie, fio, fieis, fiais. Tal crítica carece de fundamento, pues la ausencia de tilde no modifica la lectura: la intensidad afecta igualmente a la vocal abierta. Por otra parte, la voz hui nunca podrá confundirse con la interjección ¡huy!, ya que en los diptongos de final de palabra la -y siempre es átona.

2. Una segunda objeción señala que las nuevas normas ortográficas no nos permiten saber si las secuencias vocálicas de guion, Sion, truhan, lie, fie, liais, fiais, lieis, fieis... se articulan en el habla como hiato o como diptongo. Esta afirmación es cierta; pero no ha de ser tomada como una crítica, sino como una alabanza. Diría más, como un genial hallazgo de la ortografía. Esta disciplina no debe establecer en la escritura contrastes que no se correspondan con oposiciones de significado, y en los diptongos ortográficos la realización fónica como una sola sílaba o como dos no provoca cambios de significado. Veamos algunos ejemplos. Con independencia de que una pronunciación sea más frecuente que otra, no hay cambio de sentido en los siguientes dobletes: con.fi.ar / con.fiar, va.ci.ar / va.ciar, fi.a.ble / fia.ble, fa.tu.o / fa.tuo, ru.i.do / rui.do, je.su.i.ta / je.sui.ta... La medida es sabia, pues, de lo contrario, tendríamos que escribir un gran número de palabras con o sin tilde según las percibiéramos como llanas o como esdrújulas: glo.ria- gló.ri.a, su.per.fluo- su.pér.flu.o, gra.cia- grá.ci.a, i.bais-í.ba.is, ve.ni.ais-ve.ní.a.is, gar.fio- gár.fi.o, va.cuo-vá.cu.o, con.ti.nuo-con.tí.nu.o, cons.pi.cuo-cons.pí.cu.o, am.bi.guo-am.bí.gu.o, per.pe.tuo- per.pé.tu.o, ar.dua- ár.du.a, te.nue-té.nu.e, a.rio-á.ri.o... y varias decenas de voces más.

Volvamos a los términos que nos ocupan (guion, Sion, truhan, fie...). El hecho de articularlos fonéticamente como diptongo o como hiato no modifica su sentido: gui.on / guion, tru.han / truhan, fi.e / fie... Lo normal en la dicción pausada de gran parte de los países hispánicos es que muchas de estas palabras se articulen como hiatos.
 Sin embargo, en México y en una gran zona de América Central predomina su articulación como diptongo. Pero no es necesario ir muy lejos para observar que nosotros mismos en muchas situaciones del habla familiar y cotidiana los articulamos también como diptongos: ¡Anda, que liais cada una!; ¡No os fieis de eso! ¡No os riais de mí! ¿Deberíamos poner o quitar tildes ateniéndonos a la pronunciación de cada circunstancia o de cada lugar? En modo alguno. ¡Sería una norma general al arbitrio subjetivo de cada hablante!

3. Se oyen voces de que, con esta norma, la RAE está proponiendo que tales palabras se pronuncien como diptongos y no como hiatos.
 Tampoco es cierto: al igual que la escritura sin tilde de superfluo no nos impide articularla como esdrújula (su.per.flu.o) o como llana (su.per.fluo), las representaciones gráficas guion, Sion, truhan, lie, fie, liais, fiais, lieis, fieis... (no marcadas por la tilde) pueden representar tanto la pronunciación monosilábica como la bisilábica. Por el contrario, la escritura con tilde de guión, Sión, truhán, lié, fié, liáis, fiáis, liéis, fiéis... sí es excluyente: nos está diciendo que son palabras bisílabas. ¿Cómo aceptarían esta escritura en México y Centroamérica?

Cualquier cambio ortográfico es percibido como una agresión que afecta al hábito mismo de escribir. Provoca reacciones y debates que, una vez enfriados los ánimos, son siempre positivos, pues nos ayudan a reflexionar sobre la lengua y a comprender la fina malla de nuestra estructura ortográfica. Servirán también para desvelar el enorme esfuerzo de reflexión realizado para construir, desde la unidad y para la unidad, una obra rigurosa, cercana y comprensible.

Salvador Gutiérrez Ordóñez es miembro de la Real Academia Española y coordinador de la nueva Ortografía de la lengua española.








La Real Academia Española: Orígenes y fines


Inauguración de la Real Academia Española


La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su «amparo y Real Protección».

  Su propósito fue el de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol en el fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor,obediente al propósito enunciado de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI.
  La institución ha ido adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actualmente, y según lo establecido por el artículo primero de sus Estatutos,la Academia «tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».








Beethoven


Beethoven es el punto de inflexión musical entre el Neoclasicismo y el Romanticismo.Compuso sinfonías, sonatas y también incursionó en la ópera.
















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