lunes, 31 de agosto de 2009

El arte de la esquina

El arte de la esquina

Boletín Nº 25 – Año III



Violín Barroco


SUMARIO

La Estética del Barroco

Francisco de Quevedo y Villegas

Luis de Góngora y Argote

La Estética del Barroco

Lic Alicia Grela Vázquez

La primera dificultad que muestra el arte Barroco es el término con el que se lo designa, tanto en su origen,como en el uso derogatorio del mismo.
Algunas fuentes consideran que es tomado del francés "baroque" (extravagante). Otras enfatizan la fusión del nombre "Barocco" de una de las figuras del silogismo consagrado por la Escolástica y criticado por los Renacentistas, como modelo de razonamiento formal.

También se vincula con "baroque" (perla irregular) tomado del portugués "barrôco", como el castellano "berrueco" (peñasco). Incluso hay quienes consideran que es italiano. El nombre suele considerarse peyorativo y designa cosas retorcidas, recargadas y superfluas.

En el Neoclasicismo de fines del siglo XIVIII apunta al período de la Historia del Arte que va de 1580 a1750.

El estilo Barroco nace en Italia en la segunda mitad del siglo XVI como una reacción ante el Renacimiento. En su origen acentúa los aspectos dramáticos del Manierismo y su mayor representante: Miguel Ángel y sus seguidores.

Capilla de los Médici en Florencia - Miguel Ángel



Capilla de los Médici: interior - Miguel Ángel

Con sus semejanzas y pese a sus diferencias el Barroco es el Renacimiento de Miguel Ángel, Leonardo y Rafael, renovado y revitalizado. En Europa es un glorioso canto de triunfo y un refugio contra las pestes, el hambre y los enemigos turcos del Sacro Imperio Romano-germánico. Sobre ellos triunfa el príncipe Eugenio de Saboya y Pedro el Grande de Rusia.

Va asociado a la política europea del absolutismo monárquico, que quita poder a los nobles en beneficio del Rey. En lo religioso acompaña a la Contrarreforma que se instala exitosamente en la mayor parte del continente.

Roma ejerce el poder y el nepotismo y se constituye en centro de difusión y propaganda contra los protestantes.

Aunque el Barroco nace en Italia en el siglo XVI se difunde por Europa y América Latina en los siguientes. Al principio es contestatario y con el tiempo se hace repetitivo y mecánico. Así se desacredita y provoca una reacción contraria. Es por eso que para la crítica detractora es una rte de la decadencia y para sus defensores es pura renovación y recreación de los mejores logros del pasado inmediato y grecorromano.

A un siglo de surgido se considera barroca toda obra de arte que no responda a las formas clásicas y se identifica el término con rebuscado y extravagante, raro como excepcional pero no excelente sino en el sentido más derogatorio.

El hecho es que tiene una marcada aspiración a lo grandioso y prefiere lo patético, desmedido y maravilloso. Muestra una tendencia efectista e histriónica con abundante ornamento y elementos decorativos.

Acentúa lo dinámico en detrimento de la mesura, el equilibrio y la armonía. Considera necesaria la subordinación de cada parte de la obra artística al tema central.

Prefiere la claridad relativa o el claroscuro.


Tocador de laúd - Caravaggio


La elección de San Mateo - Caravaggio


Se convierte en suntuoso y lujoso cuando se hace cortesano, especialmente bajo el reinado de Luis XIV de Francia, el Rey Sol.

Estatua ecuestre de Luis XIV - Bernini



Busto de Luis XIV - Bernini


Retrato de Luis XIV - Bernini


Tiene manifestaciones locales propias de cada país. En España coincide con el deterioro del poder de los Austrias y el florecimiento del Siglo de Oro. En el ámbito de la Contrarreforma exalta el misticismo, ascetismo y la meditación.


Éxtasis de Santa Teresa de Ávila - Bernini


En América las misiones jesuíticas y las ciudades virreinales tienen ejemplos sobrados del arte colonial barroco.


Misiones jesuíticas


Catedral de México


En Italia Roma se torna en la ciudad más bella: el centro del mundo.

Roma barroca



Cúpula de San Pedro- Interior - Miguel Ángel



Cúpula de San Pedro - Miguel Ángel


En Francia da lugar al Clasicismo Barroco francés.



El Parnaso - Poussin


Palacio de Versalles - Fuente


Palacio de Versalles - Jardín


En Holanda produce paisajes en que el Arte sobrepasa a la Naturaleza e interiores con una calidez no lograda hasta entonces.


La lectora de carta - Van der Meer




La encajera - Van der Meer


En Alemania se expresa la gloria por el triunfo contra los turcos y el horror por la Guerra de los 30 Años.

Príncipe Eugenio de Alemania


Batalla de Lens


En Inglaterra las dificultades de los Estuardofrente a los Tudor y Cromwell son reflejadas por el arte Barroco.

Jacobo I

Comwell

Todo el movimiento político, social, religioso y filosófico está envuelto por el Arte Barroco que lo engalana y expresa.








Francisco de Quevedo y Villegas

Biografía

1580. Nace, probablemente, el 17 de septiembre en Madrid Francisco de Quevedo y Villegas. Es bautizado el día 26 del mismo mes en la Iglesia de San Ginés. Son sus padres Pedro Gómez de Quevedo y María de Santibáñez, ambos oriundos del valle de Toranzo en la Montaña. Los cónyuges ocupan puestos de confianza en la corte, el primero como escribano de cámara de la reina Ana y secretario particular del príncipe e infantes. Francisco es el tercero de seis hermanos.

1586. Muere su padre. María de Santibañez será tutora de sus hijos hasta su muerte en el año 1600.

1594. Tras haber pasado posiblemente por las aulas del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, estudia en el Colegio de la Compañía en Ocaña, beneficiándose de la ayuda económica que había obtenido del monarca su abuela Felipa de Espinosa.

1596. Comienza estudios de artes en la Universidad de Alcalá de Henares. Obtendrá tres años más tarde el grado de bachiller y, poco después, el de licenciado en 1600, año en el que inicia estudios de Teología en la misma universidad. Se ha supuesto que en estas fechas se inicia la amistad con Pedro Téllez Girón, más tarde duque de Osuna.

1601. Prosigue sus estudios, al parecer, en la Universidad de Valladolid, ciudad a la que se había trasladado la corte.

1602. Tras dos años bajo la tutela de Andrés de Ozaeta, el escritor, junto a sus hermanos menores, estará a cargo de Agustín de Villanueva, residente en la corte de Valladolid, hasta 1605. Villanueva, casado con Ana Díez de Villegas, pariente de Quevedo, tenía en la época el cargo de Secretario del Rey. Uno de sus hijos, Jerónimo (1594), llegaría a ocupar el puesto de protonotario de Aragón y a ser uno de los hombres más influyentes bajo el reinado de Felipe IV. En este período, Quevedo comienza a hacerse un nombre en el mundo de las letras. Algunos poemas suyos aparecerán recogidos en las Flores de poetas ilustres de Pedro de Espinosa. Entre 1604 y 1605 mantiene correspondencia con Justo Lipsio.

1606. De regreso a la corte de Madrid, Quevedo vuelve también a su ciudad natal, donde probablemente recibe órdenes menores y se integra en la vida literaria de la corte.

1609. Escribe España defendida. Comienzan sus pleitos para obtener el señorío de La Torre de Juan Abad.

1610. Se le niega el permiso para publicar el Sueño del juicio final por "chabacano e imprudente".

1613. Viaja a Palermo para ponerse al servicio del duque de Osuna, Virrey de Sicilia entre los años 1610 y 1616.

1614. Se desplaza a Niza, Génova y Madrid, siguiendo instrucciones de su protector.

1615. Viaja desde Palermo a Madrid como portador del donativo votado por el parlamento de Sicilia. Además, y en calidad de hombre de confianza de Osuna, intriga en la corte, acudiendo incluso al soborno, para asegurar el nombramiento del Duque como Virrey de Nápoles. Estos hechos serán investigados, implicando a Quevedo, en 1621, tras la caída en desgracia del Duque.

1616. El duque de Osuna ocupa su nuevo cargo de Virrey de Nápoles, en donde encontraremos también a Quevedo a partir de septiembre.

1617. Se desplaza en misión diplomática a Roma. Poco después viaja una vez más a Madrid para llevar el donativo del parlamento napolitano y cuidar de los intereses del Duque. Felipe III le concede el hábito de Santiago.

1618. Se inicia el declive político del duque de Osuna. Quevedo regresa desde Nápoles a España de manera definitiva.

1621. Muerte de Felipe III y subida al trono de Felipe IV. Proceso contra Pedro Téllez Girón, que salpica a Quevedo. Se convierte en Señor de la Torre de Juan Abad, villa manchega sobre la que había heredado ciertas rentas y cuya jurisdicción vende ahora el Consejo de Castilla. Precisamente a esta villa había sido desterrado poco antes del cambio de reinado y de que comenzase el procedimiento legal contra el Duque. También conoce la cárcel en Uclés durante un breve período. Sufrirá un nuevo destierro en sus posesiones manchegas como consecuencia del proceso judicial contra su antiguo protector. En los Grandes anales de quince días relata la confusión de las jornadas inmediatas a la muerte de Felipe III.

1624. Viaja junto a la corte a Andalucía. En una de las etapas alberga a Felipe IV en su residencia de La Torre de Juan Abad. El 25 de septiembre muere en prisión el duque de Osuna.

1626. Acompañando de nuevo a la corte, se desplaza a Aragón a principios de año. Unos meses más tarde, aparecen impresas sin autorización en Zaragoza dos obras suyas: Política de Dios y El Buscón.

1628. Nuevo destierro en sus posesiones de La Torre de Juan Abad como consecuencia de su defensa del patronato único de Santiago Apóstol.

1629. Escribe anónimamente El chitón de las tarabillas, en apoyo de la política del conde-duque de Olivares, a quien elogia asimismo en otros escritos.

1631. Tras alguna denuncia ante la Inquisición, y la proliferación de ediciones piratas, publica Juguetes de la niñez, obra en la que se recogen, junto a otros nuevos, textos anteriores de carácter burlesco y satírico que aparecen ahora revisados y censurados. También se publican ahora las ediciones de las obras poéticas de Fray Luis de León, con dedicatoria a Olivares (redactada en 1629), y Francisco de la Torre.

1632. Antonio Juan Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, con quien pocos años antes había iniciado una amistad que marcará la última etapa de la vida del escritor, le representa en las capitulaciones matrimoniales con Esperanza Mendoza, señora de Cetina. Contraerán matrimonio en 1634, pero se separarán pocos meses más tarde. Recibe el nombramiento de Secretario del Rey.

1633. La hostilidad hacia el conde-duque de Olivares es ya evidente. Redacta en julio el acerbo memorial Execración contra los judíos, que es, además de la más rotunda muestra de su antisemitismo, un ataque frontal a la política del valido. Posiblemente comienza también ahora la escritura de La Hora de todos.

1634. Publica La cuna y la sepultura y la traducción de La introducción a la vida devota de Francisco de Sales. En esta época desarrolla una gran actividad literaria; de entre 1633 y 1635 datan obras como De los remedios de cualquier fortuna, el Epicteto, Virtud militante, Las cuatro fantasmas, la segunda parte de Política de Dios, la Visita y anatomía de la cabeza del cardenal Richelieu o la Carta a Luis XIII.

1635. Se publica el libelo contra Quevedo titulado Tribunal de la justa venganza.

1639. El 7 de diciembre es detenido en casa del duque de Medinaceli y conducido al convento de San Marcos de León, donde permanecerá encarcelado hasta junio de 1643, cinco meses después de la caída de Olivares. En este tiempo escribe La Rebelión de Barcelona y Providencia de Dios.

1644. En noviembre, con su salud muy deteriorada, se retira a La Torre de Juan Abad. Publica el Marco Bruto y La caída para levantarse. Prepara en este tiempo la edición de su poesía, que aparecerá póstumamente por González de Salas en 1648.

1645. El 8 de septiembre muere en Villanueva de los Infantes, adonde se había desplazado a principios de este año.

Fernando Cabo Aseguinolaza

Sonetos de Quevedo



Pertenecientes al Parnaso Español, 1648 (pp. 60-63, 80-86)

I

Enseña a morir antes y que la mayor parte de la muerte es la vida y esta no se siente, y la menor, que es el último suspiro, es la que da pena.

Señor don Juan, pues con la fiebre apenas

se calienta la sangre desmayada,

y por la mucha edad, desabrigada,

tiembla, no pulsa, entre la arteria y venas;

pues que de nieve están las cumbres llenas,

la boca, de los años saqueada,

la vista, enferma, en noche sepultada,

y las potencias, de ejercicio ajenas,

salid a recibir la sepoltura,

acariciad la tumba y monumento;

que morir vivo es última cordura.

La mayor parte de la muerte siento

que se pasa en contentos y locura,

y a la menor se guarda el sentimiento.

II

Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió.

"ª Ah de la vida!"... «Nadie me responde?

ª Aquí de los antaños que he vivido!

La Fortuna mis tiempos ha mordido;

las horas mi locura las esconde.

ª Que sin poder saber cómo ni adónde

la salud y la edad se hayan huido!

Falta la vida, asiste lo vivido,

y no hay calamidad que no me ronde.

Ayer se fue; mañana no ha llegado;

hoy se está yendo sin parar un punto:

soy un fue, y un será, y un es cansado.

En el hoy y mañana y ayer, junto

pañales y mortaja, y he quedado

presentes sucesiones de difunto.


Poderoso caballero Don Dinero


Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Góngora


Aquel que tiene de escribir la llave,
con gracia y agudeza en tanto extremo,
que su igual en el orbe no se sabe,
es don Luis de Góngora, a quien temo
agraviar en mis cortas alabanzas,
aunque las suba al grado más supremo.


Miguel de Cervantes



El retrato al que alude el soneto se ha perdido. Sólo se conserva una reproducción en la portada de un manuscrito. La imagen es un cuadro atribuido a Velázquez.


LUIS DE GÓNGORA (1561- 1627)

Hurtas mi vulto y, cuanto más le debe
a tu pincel, dos veces peregrino,
de espíritu vivaz el breve lino
en las colores que sediento bebe,
vanas cenizas temo al lino breve,
que émulo del barro lo imagino,
a quien, ya etéreo fuese, ya divino,
vida le fió muda esplendor leve.
Belga gentil, prosigue al hurto noble;
que a su materia perdonará el fuego,
y el tiempo ignorará su contextura.
Los siglos que en sus hojas cuenta un roble,
árbol los cuenta sordo, tronco ciego;
quien más ve, quien más oye, menos dura.

LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
(1561 – 1627)

Poeta cumbre de la poesía castellana. Nació y murió en Córdoba Durantes su juventud fue alegre, libertino e, incluso, pendenciero. Para los veinte años ya debiera estar ordenado de sacerdote, pero, a causa de su vida licenciosa, no llegó a ser sacerdote hasta los cincuenta años. Fue capellán, en Madrid, de Felipe III

Viajó mucho por toda España: Madrid, Salamanca, Granada, Cuenca, Toledo. Asistió a muchas tertulias y academias literarias. De carácter arisco, criticó a muchos poetas de su tiempo y, a su vez, fue criticado por ellos. Murió de apoplejía a los 65 años, aunque años antes ya había perdido la memoria.

En su poesía se distinguen claramente dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usa canciones, tercetos, décimas, romances, letrillas, etc. Este período va hasta el año 1610, en que cambia rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, empleando mucha mitología griega, utilizando para ello muchos neologismos, hiperbatones, etc. haciendo, a veces, muy difícil su lectura.

Seguidillas y Canción

Para Doña María Hurtado, en ausencia de Don Gabriel Zapata su marido


Mátanme los celos
de aquel andaluz:
hágame, si muriere,
la mortaja azul.

Perdí la esperanza
de ver mi ausente:
Háganme, si muriere,
la mortaja verde.

Madre, sin ser monja,
soy ya descalza,
pues me tiene la ausencia
sin mi Zapata.

La mitad del alma
me lleva la mar;
volved, galeritas,
por la otra mitad.

Muera yo en tu playa,
Nápoles bella,
y serás sepulcro
de otra sirena.

Pídenme que cante,
canto forzada;
¡quién lo fuera vuestro,
galeras de España!

Mientras hago treguas
con mi dolor,
si descansan los ojos,
llore la voz.

Ausente de mi vida,
tú en agua, yo navego
en lágrimas de fuego
después de tu partida.

Esta mi voz perdida
dulce te seguirá, pues dulce vuela;
suspiros no, que abrasarán tu vela.

No de tu media luna
ha sido, Amor, flechada
saeta más alada
que la ausencia importuna.

Defensa hay sola una
contra su penetrante vuelo, y esa
el duro es mármol de una breve huesa.

Letrillas

(1581)

Ándeme yo caliente
y ríase la gente.

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

9

Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.

30

Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.

16

Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.

37

Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.

23

Pues amor es tan crüel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.

44

Notas:

v.12: Las píldoras medicinales se "doraban" con azúcar para mejorar su sabor.
v. 14: "Quiero más" es prefiero.
v. 21: y [tenga] quien me cuente...
v. 28: Filomena es el ruiseñor.
v. 33: Leandro cruzaba a nado el Helesponto cada noche para ver a Hero.
v. 35: La bota de vino (blanco o tinto).
vv. 38-44: Píramo creyó muerta a Tisbe y se atravesó con su propia espada, luego Tisbe lo halló muerto y se la clavó también: así la espada fue el tálamo donde los amantes se unieron.

(1601)



Dineros son calidad,
¡verdad!
Más ama quien más suspira,
¡mentira!

Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures, muy desnudos,
con dados ganan Condados;
ducados dejan Ducados,
y coronas Majestad:
¡verdad!

Pensar que uno solo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira:
¡mentira!

Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala:
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad:
¡verdad!

En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
y en Sevilla doña Elvira:
¡mentira!

No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje,
y aun fe la necesidad:
¡verdad!

Siendo como un algodón,
nos jura que es como un hueso,
y quiere probarnos eso
con que es su cuello almidón,
goma su copete, y son
sus bigotes alquitira:
¡mentira!

Cualquiera que pleitos trata,
aunque sean sin razón,
deje el río Marañón,
y entre el río de la Plata,
que hallará corriente grata
y puerto de claridad:
¡verdad!

Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros;
y sus yernos rompen hierros
en la toma de Algecira;
¡mentira!

NOTAS

Dineros son calidad,
¡verdad!
Más ama quien más suspira,
¡mentira!


En cada una de las estrofas de esta letrilla Góngora denuncia alternativamente una verdad y una mentira: que el dinero todo lo puede y que muchos amores son falsos y sólo están movidos por el interés.


Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures, muy desnudos,
con dados ganan Condados;
ducados dejan Ducados,
y coronas Majestad:
¡verdad!


Con cruzados (moneda de oro portuguesa) se hacen cruzados (caballeros de las órdenes militares).
Con escudos (monedas) se pintan escudos nobiliarios.
Los ducados (monedas) dejan (proporcionan) ducados (territorios a cargo de un duque).
Las coronas (monedas) proporcionan majestad (realeza).


Pensar que uno solo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira:
¡mentira!


Puerta = mujer = sitio por donde entra y sale mucha gente.
Afirmar que los tormentos del enamorado quedan pagados con el mirar risueño de la amada.

Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala:
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad:
¡verdad!


En 1601 la Corte se trasladó de Madrid a Valladolid. Madrid ofreció cien mil ducados al duque de Lerma si impedía el traslado, mientras que Valladolid le prometió un palacio al rey (un ejemplo de cómo las coronas compran majestad).

En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
y en Sevilla doña Elvira:
¡mentira!


Valencia era famosa por sus burdeles. Habla de mujeres que en Madrid presumían de doncellas y mientras en Valencia se prostituían, comían cebolla en Valladolid (comida vulgar) y en Toledo mermelada (comida refinada), en Sevilla eran señoras y en Granada eran puertas (otra vez, sitios por donde entra y sale la gente). Notemos que Madrid, Toledo y Sevilla eran grandes capitales frente a Valencia, Valladolid y Granada, más provincianas.

No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje,
y aun fe la necesidad:
¡verdad!


"La necesidad tiene cara de hereje" era una versión popular de Necessitas caret leges, (la necesidad carece de leyes, es decir, quien se ve acuciado por la necesidad no respeta ley alguna). Góngora añade que la necesidad no sólo tiene cara de hereje, sino que tiene fe de hereje, es realmente hereje. (Por supuesto lo dice con ironía: está denunciando que a quien no tiene dinero no se le tiene ninguna consideración.)

Siendo como un algodón,
nos jura que es como un hueso,
y quiere probarnos eso
con que es su cuello almidón,
goma su copete, y son
sus bigotes alquitira:
¡mentira!


Aunque la tiene blanda como un algodón, jura que la tiene dura como un hueso, y para probarlo se pone duro todo lo que es blando: se almidona el cuello, se pone goma en el pelo y alquitira en el bigote (una goma destinada a atiesar los bigotes).


Cualquiera que pleitos trata,
aunque sean sin razón,
deje el río Marañón,
y entre el río de la Plata,
que hallará corriente grata
y puerto de claridad:
¡verdad!


Marañón era el nombre antiguo del Amazonas, y aquí sugiere la maraña que supone un pleito largo, frente a la rapidez con que puede resolverse si usa adecuadamente la plata. Salir a puerto de claridad era poder descansar, no tener ya que preocuparse por algo.

Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros;
y sus yernos rompen hierros
en la toma de Algecira;
¡mentira!


Sembrar (y hacer crecer) berros en una artesa es una forma de decir que la madre era una hechicera. Las hijas son perras que han pasado muchas "noches de bodas" (pues la madre hechicera recompone su virginidad para la siguiente) y dichas bodas eran bodas de perros (pues tales eran los hombres involucrados). Los yernos (de la madre) rompen hierros (lanzas) al tomar Algecira[s] precisamente porque se la encuentran virgen.


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