viernes, 30 de noviembre de 2007

Boletín Nº4 El arte de la esquina- Noviembre

El arte de la esquina

Boletín Nº 4
Noviembre de 2007

Juanito laguna aprende a leer- Antonio Berni

Aquí seguimos…

Y aquí seguimos con algunos cambios. El grupo El arte de la esquina se ha cerrado, pero no la publicación del Boletín, que seguimos haciendo con el interés de amigos dedicados a la Filosofía, a las Letras y a la Pintura. Siempre se puede si hay un real interés.
Y hoy compartiremos una completa biografía del inolvidable Antonio Berni. Continuamos adentrándonos en la Estética aristotélica de la mano de la Lic. Alicia Grela Vázquez y disfrutamos de la buena lectura con textos de Víctor del Vento.
Elsa Sposaro



Antonio Berni, su vida, su obra (Primera parte)

Delesio Antonio Berni nació en la ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina), el 14 de mayo de 1905.
Su padre, Napoleón Berni, italiano de origen y sastre de profesión, fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en esa populosa e importante ciudad.
Su madre se llamaba Margarita Picco, argentina de origen pero hija de italianos radicados en Roldán, un pueblo de la Provincia de Santa Fe que tendrá gran importancia en la vida de Berni.
En 1914 ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía. Allí recibió las enseñanza de su fundador, N. Bruxadera, un artesano catalán. Poco tiempo estará en este taller, ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia.
Berni, entonces es enviado a la casa de sus abuelos en Roldán.
Napoleón Berni murió durante la Primera Guerra Mundial, no se sabe ni cómo, ni cuándo, ni dónde.
A pesar de que Antonio se alojó en Roldán, estudió pintura en el Centro Catalá de Rosario con los maestros Eugenio Brunells y Enrique Minné.
En 1920, a los 15 años expuso sus cuadros por primera vez, en el Salón Mari. La muestra constó de 17 óleos (paisajes suburbanos y estudio de flores).
Expuso otra vez en 1921, en 1922 y en 1924. En 1923, también lo hizo, pero en Galería Witcomb de Buenos Aires.
Ya por entonces recibió los halagos de los críticos de arte, en artículos publicados el 4 de noviembre de 1923, tanto de los diarios La Nación y La Prensa.
Sus primeros cuadros respondieron al impresionismo y al paisajismo.
En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa.
Llegó en noviembre de ese año a Madrid. Eligió la capital española ya que en Buenos Aires la pintura de los españoles estaba de moda, especialmente la de Sorolla, la de Zuloaga (1870-1945), quien plasmó en sus lienzos las imágenes de una España dramática y al mismo tiempo pintoresca, la de Anglada Camarasa (1874-1959), representante del modernismo, la de Julio Romero deTorre (1880-1930), cuya pintura fue de inspiración esencialmente literaria.
En el Salón de Madrid (febrero de 1926) expuso "Puerta cerrada", es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad.
Más tarde pintó otros temas españoles, "Toledo o el religioso" (1928), y "El Torero calvo" (1928).
Pero estando en esta ciudad advirtió que, en realidad, era París la cuna de la pintura española. Por eso decidió instalarse allí.
En París estaban también otros argentinos, entre ellos Butler, Aquiles Badi, Alfredo Bigatti, Xul Solar, Héctor Basaldúa y Spilimbergo, con quien inició una sólida amistad.
Y en 1929, han de llegar a París Pedro Domínguez Neira, Juan del Prete y Raquel Forner.
En la "ciudad luz" asistió a los cursos de los pintores franceses André Lothe y Othon Thon Faiesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. En realidad sólo estudió unos meses allí. Su influencia se dejó sentir en una serie de desnudos figurativos.
Hacia 1927 se instaló en Arcueil, a 6 km. al sur de París, en el valle del río Biévre. Se conocen dos paisajes de Arcueil de 1927, reproducidos en la revista Ars (Buenos Aires 1941).
De ese año hay un "Paisaje de París". También de esa época son los óleos: "El
mantel amarillo", "Desnudo", "La casa del crimen", "Naturaleza muerta con guitarra".
Terminada la beca, Berni volvió por unos meses a Rosario, pero al poco tiempo retornó a París, ahora con un subsidio del Gobierno de la provincia de Santa Fe.
A fines del invierno de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid.
También en ese año participó con el Grupo de París (Badi, Basaldúa, Berni, Butler, Spilimbergo), de una muestra que organizó Butler y trajo a Buenos Aires con destino a la Asociación Amigos del Arte.
La exposición recibió el beneplácito del público e inclusive se vendió una obra de cada expositor. Además fue invitado el entonces presidente de la República, Marcelo T. de Alvear. Berni concurrió personalmente a la Casa de Gobierno de Argentina para cursar dicha invitación. Tiempo después comentaba que, en aquella ocasión, de pronto decidió dejar la audiencia y salió como "un ladrón de escalera", a lo que agregó " si me vieran mis compatriotas de París!". Esta alusión era porque el grupo ya tenía tendencias políticas izquierdistas.
En 1929 Berni presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional (Buenos Aires), allí exhibió su obra "Toledo o el religioso".
En 1928 conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaista y del surrealismo.
Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón (1896-1966), poeta y crítico de arte. Por otra parte Berni en ese año se relacionó con el joven pensador Henri Lefebvre, uno de sus mejores amigos franceses, quien lo iniciará en la lectura de Marx. También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado.
Pero, sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico, en 1927 y el conocimiento de las obras de Magritte, quien por entonces vivía en París, serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo. Conoció al Grupo surrealista en el café Cyrano de París, por entonces Bretón había ingresado al partido comunista.
Para Berni el surrealismo "es una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representa a toda una juventud, su estado de ánimo, su situación interna, después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo".
No sólo conocer al Grupo implicó el ingreso al surrealismo, sino también a la acción política. Berni ayudó a Aragón en su lucha antiimperialista, en un París donde abundaban los chinos, africanos, vietnamitas,... Berni ayudó a distribuir un periódico para las minorías asiáticas y colaboró con ilustraciones para otros diarios y revistas.
Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud.
En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara (1896-1963), quien tendrá mucho que ver para que Berni considerara que todo el Grupo surrealista estaba formado por monstruos sagrados.
Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de Chirico y le dio un contenido propio.
"La Torre Eiffel en la Pampa" (1930) es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la hizo en Rosario o en París.
Por entonces, la noticia de una revolución en Buenos Aires lo dejó consternado. Ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina. No podía quedarse en un París tan distante, con escasas noticias de su país, que vivía una situación de tal magnitud.
Al regresar, vivió por unos meses en una chacra de la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal.
Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista.
En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como "Toledo o el religioso". Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó.
Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis del 29 de E.E.U.U. y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada "década infame".
Rosario es un lugar especialísimo en esos años: ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha (hoy Gral. Richieri). Berni, en 1932 se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y varités, que desaparecerán en 1937.
Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista.
No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón, la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.
"El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y en ese momento (década del 30) la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares crean una tremenda realidad que rompían los ojos", diría por el año 1976.
Así comenzó la etapa del "realismo social".
Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó.
De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado casi de fantasía ahora le era real; lo tenía ahí en su pueblo, en su país. Bretón decía "lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real". Y Berni lo tenía ahí en los hechos cotidianos, a cada momento le pasaba a su alrededor.
Berni comenzó en 1934 a mostrar la problemática social de la década del 30. De ese año son "Desocupados" y "Manifestación".
No sólo la Argentina está en crisis, el mundo vibra. La desocupación, la pobreza, el comienzo de los regímenes totalitarios; nazismo y fascismo, la Guerra Civil en España, espantan a Berni.
En "Medianoche en el mundo" una madre llora a su hijo, como en las tantas Piedad de Miguel Angel. La sorpresa, el desencanto, el desconsuelo, la angustia, se ve reflejado en esos rostros, en esa noche de tormentosos presagios, iluminada sólo por la luz del farol.
El arte de Berni es abarcante.
(Continúa en la Segunda Parte, el próximo mes)


Apuntes para una Estética aristotélica
por la Lic. Alicia Grela Vázquez

Para conocer la Estética aristotélica sólo nos quedan dos textos: “El arte poética” y “La Retórica”, aunque es posible que haya escrito un “Tratado de lo bello” (perdido).
Su definición de Belleza como “lo que consiste en el orden y la grandeza” no está lejos del pensamiento platónico, pues es un lugar común para la cultura griega. El concepto de “cosmos” (orden) derivará en “cosmético” y trascenderá esta etapa considerada “dogmática” en la historia de la Estética.
Hasta ahí Aristóteles define y explicita lo contenido en el tratamiento de su maestro.
Agrega además el criterio de simetría y el llamado a la unidad (temática, espacial y temporal) y aunque se refiere a que el arte es una mímesis (imitación) lo es de la vida y no de las ideas platónicas (formas eternas y verdaderas).
Sin embargo, el arte -según Aristóteles- está siempre por encima o por debajo de la naturaleza. No está en ella.
El arte debe desnaturalizar la vida: la mejora (en la Tragedia) y la degrada (en la Comedia). En la primera los humanos son pintados con rasgos más nobles y en la segunda los desmerece.
El arte es una imitación correctora de la vida, pero necesita ser verosímil y como un ser vivo: organicidad, unidad, integración de las partes.
El objeto del Arte es lo Bello (y en esto también hay coincidencia con Platón).
Aristóteles cree que la Idea de lo Bello sólo hay que buscarla en el interior de la mente humana, pues todo está en nosotros mismos. Aún en “La Política” afirma que “No se busca lo útil y necesario sino en vista de lo Bello”.
Pero lo Bello constituye una unidad con la razón humana.
“El arte consiste en cierta facultad de producir, dirigida por la razón verdadera” , afirma en la “Ética a Nicómaco”.
El modelo del arte no está en la realidad actual ni en la contingencia del eterno presente, pues lo Bello es superior a la realidad, es decir: la Poesía es más verdadera que la Historia.
La Poética (de póiesis: creación) trata de sus especies (géneros), su normativa (reglas).
La épica, la tragedia, la comedia y la música coinciden en que imitan, pero no lo hacen del mismo modo o por los mismos medios o los mismos objetos (a las mismas cosas), dice Aristóteles en el capítulo I de su “Arte Poética”.
Y en el segundo agrega: “el imitar es connatural al hombre”. Además, “todos se complacen con las imitaciones”…”motivo de esto es que el aprender es cosa muy deleitable, no sólo a los filósofos, sino también a los demás”.
Aquí Aristóteles reúne la Estética con la Moral y la Filosofía, al apuntalar lo dicho en el capítulo I de la “Metafísica”:
“Todos los hombres, por naturaleza buscan conocer”. Y en el capítulo I de la Ëtica”: “Todos los hombres por naturaleza buscan ser felices”.




Textos de Víctor del Vento

DIVORCIO: tr. Y r. Acción y efecto de divorciar. Separar legalmente a dos casados.

(a Doña Mónica Patricia Del Vento)

Incomprensible.
No lo entiende.
No logra incorporar el rompimiento de un voto sagrado.
Del ardor inicial al frío adiós.....
El vínculo que se deshace en la apática rutina de la convivencia y no por los pecados de la carne.
Un desamor nutrido de las urgencias precarias, -las de el, no las suyas-.
Sabe que hizo lo posible, que resistió muda sus infidelidades en el despotismo de quien se arroga la titularidad eterna del vinculo.
Hoy, sabe que él no ansiaba solo pasiones nuevas, sino, el simple hecho de abrevar en carnes más jóvenes el castigo impiadoso del paso de su propio tiempo.
La consuela recordar los avatares de tanta vida juntos y el solaz de ilusiones y sexo constante, vivir un comienzo escaso y el obligado aspirar por un mañana de mejor ventura.
Al tiempo, el nido vacío de hijos que llegaron despacio y se fueron pronto.
Hoy la confortan sin suerte: “es lo mejor para todos...”
Consuelan con la impunidad del piadoso......
Pero igual duele.
La señora de la casa si la entiende.
En sus brazos se siente mejor.....
Como en el aire, pero bien.
La patrona.
Mi buena amiga.
Hembra al fin, como yo.....
En la cocina está su cuñada pero a ella no le ha contado su dolor.......
Se preocupan por ella y de ella hablan.....
-Che Rosa, ¿qué te parece esta? Ya no me pone más... ¿No está linda pa’l puchero.?-

ZOO

(a Doña Alicia Marcone)

Yegua.
Ni el rigor del último adiós.
Salió como rata por tirante.
La muy perra.
Al pato se lo conoce por la pisada.
Si adivinaba esta soledad de oso, hasta la hubiera perdonado.
Cachador el gato de yeso desde la repisa.
El elefante mufa campanea la puerta anhelando la vuelta.
Por otario durmió con el gavilán que la rondaba.
Ni las vecinas cotorras lo mosquean.
Su ausencia es un lobo que le devora las tripas.
El pingüino se vació de nuevo.
Verso que el buey solo bien se lame.
Queda el consuelo lujurioso del mono.
Una animalada.
Víctor del Vento

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