martes, 8 de marzo de 2016

El arte de la esquina
Boletín Mensual Nº 104 Año 9
Marzo 2016



El sueño - Pablo Picasso


SUMARIO

Iguales y diferentes: Equinoccios y solsticios
Apuntes para una Estética de la Música de identidad nacional  (3ª. Parte: Europa del Norte)
Un cuento trimegisto: Caperucita Roja
Homenaje a Cervantes



Iguales y diferentes: Equinoccios y solsticios
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro

Los antiguos griegos amaban la regularidad en el mundo y, según ella, establecían la ley (Nomos) cíclica que gobernaba la Naturaleza (Fysis). Así el universo se les aparecía en orden (Cosmos) y podían apreciar su belleza (Calé).

Los fenómenos cotidianos eran interpretados basándose en sus creencias. Suponían que el sol a lo largo del año realizaba una translación, rodeando la esfera celeste, cuyo centro era la Tierra. Su recorrido trazaba la eclíptica que cortaba el plano del ecuador celeste en el punto vernal (Gamma) el 21 de marzo.




En ese momento comienza el equinoccio (en que el día y la noche duran igual en todo el planeta) de primavera en el Hemisferio Continental. En las antípodas se produce el de otoño en el Austral.  Y, en forma correlativa, el 21 de setiembre señala el inicio la primera en el Marítimo  y del otoño en el Boreal.

En cuadratura colocaban la posición de los solsticios: el 21 de junio el verano (en el Septentrional) e invierno (en el Austral), ya que las estaciones son opuestas, según sea la latitud a un lado o al otro del Ecuador. El 21 de diciembre comienza el invierno en el  Norte y el verano en el Sur.

Los sabios cosmógrafos trataron de explicar los movimientos astrales científica y filosóficamente. Pero el pueblo lo hizo más sabia y ricamente desde su Mitología. Según ella, el dios Helios, en su maravillosa carroza recorría periódicamente el universo, a partir de la constelación de Aries.


  Helios


El renacer de la vegetación se justificaba considerando que el 21 de marzo marcaba el del retorno de Perséfone al regazo de su madre. La joven diosa era la hija dilecta de Deméter con Zeus.



Perséfone


                                                  


Hades,  el dios de los muertos, luego de raptarla, la mantuvo con hechizos en el país de las sombras todo un semestre, hasta que fue hallada y se negoció con él su rescate: repartir la permanencia de la víctima en el inframundo y en la superficie terrestre en tiempos iguales.

Los poetas homéridas contaron que hubo un tiempo en el cual en el sudeste de Europa se disfrutaba de una Primavera perpetua, porque Ceres, la cuarta esposa de Júpiter, con ubérrimo verdor agradecía el nacimiento de su pequeña Core (Perséfone). Plutón al verla en el campo, se prendó de ella y se la llevó consigo a su submundo.

La fecunda madre salió a buscar a su hermoso retoño, peregrinando con antorchas, lejos del Olimpo y descuidó las tareas que hasta entonces aseguraban el crecimiento de los vegetales, la alimentación de los animales y las ofrendas a los inmortales. Es por eso que intervino el padre de dioses y hombres.

Y el sol, que todo lo vio, al décimo día confesó cómo fue testigo del secuestro de la infeliz criatura, que el terrorífico carro plutónico condujo y transportó al país de las sombras. Una vez allí, su señor le hizo probar la granada emponzoñada, fruto del infierno, que la retuvo sin poder liberarse, hasta llegar al acuerdo que la devolvería, aunque parcialmente, al mundo de los vivos.

La primavera era personificada por Cloris. Esta diosa no tuvo un lugar muy destacado en el panteón heleno. Sin embargo, sus herederos: los romanos supieron honrarla con el nombre de Flora. Para eso crearon los juegos florales que eran celebrados anualmente, a fines de abril.


Cloris


En los festejos, que duraban seis días, la gente eufórica se adornaba con guirnaldas para mostrar así su exuberancia. Ésta crecía a medida que el sol avanzaba en su curso. Cuando éste alcanzaba su mayor altura sobre el horizonte y llegaba al cenit, comenzaba el verano.

Entonces el protagonismo lo tenía Deméter, la madre abnegada (*) que consiguió rescatar a su hija del antro de Plutón. Pero esa divinidad, la Ceres romana, no finalizaba en este solsticio su rol. En el otoño también se destacaba, porque entonces tenía un sitio preponderante en la recolección del grano. Compartió con Dionisio un destacado papel en la vendimia y las Bacanales a las que daban lugar las cosechas.



Deméter y Perséfone


Más tarde llegaba el invierno, que era causado por la incesante búsqueda que Ceres llevaba a cabo para hallar a su hija, sin atender a nada más, ocasionando que la tierra quedase estéril, sin producción ninguna.

También Bóreas, el dios identificado con el  frío viento norte, muy temido por su carácter destructivo, daba una imagen del gélido solsticio, que se completaba, antropomórficamente, como un anciano vestido con un manto, encapuchado. Esto se complementa con narraciones, como las de Plinio. Según él, la salamandra es un animal tan intensamente frío que extingue el fuego.


Bóreas


Por otra parte, las anomalías climáticas eran justificadas diciendo que Faetón, el hijo de Febo, tomaba las riendas del carro del sol y por ser inexperto e imprudente, tan pronto lo acercaba demasiado, como lo alejaba más de lo conveniente, con las consecuencias indeseables: calentamiento y quemazón o enfriamiento y escarcha.


Faetón

Entre los latinos también se conservó  el mito de las Horas, que fueron identificadas con las estaciones, cuyo número varió con el tiempo. Ellas simbolizaron a través de distintos íconos, la periodicidad del nacimiento, el crecimiento, la muerte y el renacimiento de la vegetación y la vida toda.


(*) Deméter, en la Argentina del siglo XX, pudo haber inspirado a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para sus marchas y reclamos de “Aparición con Vida.”


Apuntes para una Estética de la Música de identidad nacional (3ª. Parte: Europa del Norte)
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro

En coincidencia con María del Carmen Aguilar, quien sostiene en “La Música en la Educación Musical”, afirmo que es necesario aprender a escuchar. Reconocer cuándo termina algo (determinar segmentos que se puedan representar gráficamente como unidades de sentido) y reconocer qué es, permite asociar nombres (estrofa, estribillo, etc.) a las unidades de sentido.

Es necesario discernir por qué etapa va la música (sensación de introducción, de algo nuevo, de elaboración de lo ya escuchado, de transición, de que está por concluir). Siguiendo a esta autora, se presenta este trabajo a modo de ejemplo de la práctica docente con Artes Integradas.

En el marco de referencia que ofrece el Diseño  Curricular, en la Cátedra de “Fundamentos de la Educación” se ha propuesto en el curso de primer año del Profesorado de Artes Visuales con orientación en Cerámica, en la Escuela “Rogelio Yrurtia” de la ciudad de Mar del Plata, Argentina, una actividad de escucha e interpretación de textos musicales.
El principal objetivo es transferir a otro ámbito: el de las competencias plásticas, y facilitar así la conversión del Homo videns, analizado por Giovanni Sartori, en Homo sapiens sapiens, e integrarlos en la cultura musical, amalgamando el juego interactivo en la interpretación y en la producción.
Es necesario rescatar las demás aptitudes y habilidades artísticas. Éste, que es un auténtico desafío en la enseñanza en general, se hace especialmente importante en la Artística y Superior. Aquí es necesario investigar, pero eso no basta. Se requiere asombrar y recuperar la alegría y el placer en el trabajo.

El propósito secundario es que, a través de las tareas propuestas, se plasme una producción artística que los símbolos de las imágenes polisémicas posibilitan. La Semiótica en las Artes implica connotaciones explícitas una y crípticas otras. Las interpretaciones divergentes de lo que el uso corriente privilegia como paradigma de decodificación, son enriquecedoras.

En la base de todo esto está la consideración de que la composición musical (anónima y de autor) hace pensar en una realidad alternativa, con otras posibilidades diferentes a aquellas que el sentido común y la experiencia cotidiana ofrecen.

La práctica docente no se limita a tomar contacto con los tecnicismos para inducir a los estudiantes a decodificarlos. Se tenderá a alcanzar la transcodificación. La experiencia áulica permite hoy la actuación individual, personal de cada uno de ellos, como así también el trabajo colaborativo en pos del colectivo. La tarea en equipo muestra lo mucho que se consigue con la participación igualitaria.

Se propone la actividad de audición de autores europeos consagrados, que representen la Música Nacional que hace a la identidad de su país, y se pide realizar la interpretación y producción plástica.

La diferencia cultural se fue incrementando desde la segunda mitad del siglo XIX, al constituirse los nuevos estados y consolidarse los ya existentes. Los cambios en la geopolítica mundial fueron acompañados por transformaciones en los ámbitos artísticos. Muchas de las mutaciones se han dado bajo la impronta del Romanticismo.

Pero el fenómeno se ha extendido en el tiempo hasta mediados del XX, desarrollando formas exclusivas vinculadas con la historia política, social, cultural y estrictamente musical de la propia nación. Así es que en toda Europa surgen corrientes regionales que expresan los sentimientos, valores y creencias tradicionales de cada pueblo.

En los países nórdicos sobresalieron grandes creadores. Así en la Península Escandinava, desde Noruega, Edvard Grieg elaboró canciones y composiciones breves para piano, en las que aún hoy se puede respirar el aire frío de las altas latitudes del Círculo Polar Ártico.


Edvard Grieg




Por su parte, Finlandia mostró su recio perfil en las sinfonías de Jean Sibelius. Este compositor unió las características de tres mundos: el Imperio Ruso del siglo XIX, el Gran Ducado de Finlandia (que por entonces dependía de aquél) y Suecia, por su idioma, pues usó el folclore. La mitología y la literatura finesa. Con esto intentó simplificar la estructura interna de la música.


Jean Sibelius





Nota: Las obras de los alumnos fueron exhibidas en una muestra colectiva “Viendo la Música” en el Centro de Capacitación, Investigación e Información  Educativa (CIIE) de General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires, Argentina en el mes de setiembre de 2015.



Un cuento trimegisto: Caperucita Roja
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


Caperucita Roja - Gustave Doré


Sobre la base de la tradición oral, probablemente fijada en la Edad Media, pero fundada quizás en ritos de iniciación prehistóricos (del Neolítico o anteriores) las tres versiones del cuento consideradas (la de Charles Perrault, los hermanos Grimm y Luisa Valenzuela) se vinculan.
En principio, están  enlazados por la denominación de su protagonista. 

De ella conservan su nombre, pero varían otros aspectos en mayor o menor medida. Agregan personajes o cambian algo de su personalidad o entorno.

En la presentación que de él hace Perrault, el autor toma a una niña ingenua que va, a pedido de su madre a llevar algunas provisiones (pasando por el bosque) a su abuela enferma, residente en otro pueblo y que, como su nieta es cándida. Las acciones se suceden hasta el desenlace fatal y conocido.


Charles Perrault


El Neoclasicismo exigía a la Literatura enseñanzas morales y éstas venían en los textos a modo de moralejas. Se consideraba que las niñas debían ser prevenidas de los peligros de atender a las palabras engañosas de quienes pudiesen aprovecharse de ellas. La burguesía confiaba en lo urbano. El ámbito de la fraga se le presentaba como una amenaza real o potencial.

El contenido erótico, no totalmente velado, evoca el origen ritual del mito. Cuando la ceremonia iniciática dejó de hacerse, comenzó a contarse. La narración da cuenta de ello, manifestando y ocultando simultáneamente su origen y fundamento.

A más de un siglo de distancia, el Romanticismo, en la pluma de los hermanos Grimm, recrea la historia poniendo el acento en el mandato, la prohibición y la obediencia. También agrega al leñador como salvador de la pequeña y la anciana, como si fuera un caballero andante al rescate de princesas prisioneras en las torres, que las garras de algún ogro o un hechizo las encerrara, aunque en la analogía la prisión fuese tan sólo la tripa del animal.


Hermanos Grimm


Por último, Luisa  Valenzuela traslada la situación al siglo XX. Ella nos muestra los pensamientos en las palabras yuxta y superpuestas de tres generaciones de mujeres, que nos hace oír con las voces que expresan sus fantasías, deseos y temores. El componente sexual implícito, se explicita y así lo ancestral renace. 


Luisa  Valenzuela





Homenaje a Cervantes
Prof. Graciela Sovrán Haro




Poema XXIX: Gran soñador



Es un cincuentón soltero,
Es un soñador muy dulce.
La soltería es su empeño,
Dulcinea al sueño induce.

Le envía las embajadas
Para que la honren en vida.
Es princesa enamorada,
Las honras la regocijan.

El caballero no piensa
En casarse con la dama.
Sólo sueña con la dueña,
Ella es ficción en la trama.


Poema XXX: El carácter cervantino

Por la tierra castellana
He visto pasar molinos,
Las aventuras galanas,
De Don Quijote muy típico.

Algunos simples aldeanos
Con realismos de Sancho,
Teresa Panza en jumento
Con sus dos hijos al lado.

No vi tiernas Dulcineas
En sus trajes de princesas,
Sólo sencillas aldeanas
Que conversan entre ellas.

Ni ínsula Barataria,
Ni grandioso clavileño;
Sólo molinos de viento
Conserva la tierra ancha.

Pero he visto por doquier
El carácter cervantino;
Un aire que luce bien
Con la estepa y el camino.