lunes, 30 de septiembre de 2013

El arte de la esquina
Boletín mensual N° 74 - Año VII


Setiembre de 2013

Las lavanderas - Jean Millet


SUMARIO
Apuntes para una Estética del Realismo (7° Parte)
Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


La Música, como arte del tiempo, adopta hacia fines del siglo XIX una actitud desafiante al enfrentar a las demás. Esto le permite alcanzar una posición prominente. La pretensión de los compositores realistas es lograr una música descriptiva del ambiente natural y los estados de ánimo humanos.

El goteo de la lluvia y el arreciar de la tormenta; el rítmico deslizamiento del agua en arroyos y ríos o el latido de la marea; el ulular del viento y el arreciar de las ráfagas; el arremolinarse de las hojas; el crepitar del fuego en un incendio  en el hogar; el canto de los pájaros y su arrullo; el croar de los batracios; el aullido de los lobos: el bramido de las bestias y el llanto, la risa y el parloteo de los humanos son los sonidos a imitar o reproducir.

En los siglos XX y en el actual la Música descriptiva como medio expresivo, sirve a los fines de ambientación en películas y producciones audiovisuales artísticas y comerciales. Puede estar acompañada por Música objetiva (la del entorno real)  que participa de la acción verdaderamente y que, por consiguiente, no puede ser excluida.

La Música descriptiva está a mitad de camino entre la Música Objetiva y la Música Subjetiva o Sugestiva, que apoya la situación emocional y colabora para crear un clima o estado anímico.

La Música Descriptiva proporciona la sensación del efecto producido por una situación natural. Pero, en verdad, la Música del último tercio del siglo XIX es deudora de Verdi.



Giuseppe Verdi



Él aporta a la Modernidad la referencia a su gente. eso le convierte en el intérprete por excelencia de la Joven Italia, fogosa y apasionada.

El verismo italiano tiene en común con este compositor y su Estética el amor por lo verdaderamente trágico. Las óperas “La Boheme” y “Madame Butterfly” ejemplifican esto adecuadamente.



Especial interés reviste Arrigo Boito (amigo y colaborador de Verdi) creador de “Mefistófeles”. 


Arrigo Boito





Boito y Verdi




Aún cuando Giuseppe Garibaldi es quien logra la unión política italiana, estos compositores y otros artistas y escritores la consolidan, proyectando su cultura a todo el mundo.




Marina

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Ilustración: Elsa Sposaro


Hemos viajado mucho y dejado atrás hermosos y ricos lugares. Pero hoy finalmente estamos en la Parroquia de Ares, dependiente de la Arquidiócesis de Santiago de Compostela. Y, pese a que en ella habrá una misa solemne en honor a la Virgen del Carmen, no concurriremos, porque tememos el resultado del encuentro entre un dios pagano de la guerra (Ares-Marte) con una Virgen Cristiana.

Así es que, después de disfrutar del grupo de danzas tradicionales gallegas, nos acercamos al parque Rosalía de Castro, donde participaremos de una fiesta infantil. Para colaborar ofrecimos una versión gaélica del mito clásico de las sirenas.

Aunque había más, el mar de Ares y su ría eran frecuentados por una de nombre Marina. Esta criatura, de belleza excepcional, era un híbrido: la mitad superior del cuerpo correspondía a una bella mujer (como las princesas de los cuentos) y la inferior, con forma de pez, con su cauda rosada cubierta de escamas plateadas. No tenía alas. Pero aún así era deslumbrante, no sólo por su aspecto, sino por su buen modo y su forma de hablar. Era inquieta y conversadora. Solía dialogar con las gaviotas y cormoranes marinos, que le respondían con gritos incomprensibles para los humanos que les oían.

Frecuentemente jugaba en medio de un banco de peces, compartiendo la diversión con los delfines que visitaban las rías de La Coruña y Betanzos. Luego, al quedarse sola, tomando el sol en las playas de Centroña y de Perbes, meditaba.

Más, cuando llegaba gente (por temor, timidez, desconfianza y preservación) se ocultaba, sumergiéndose en el mar.



Marina - Elsa Sposaro



Pasado ese inquietante momento volvía sobre sus pensamientos. Reflexionaba sobre su condición, las causas que hacían de ella un ser tan singular y provocaban en las personas reacciones adversas.

Pero, principalmente se detenía en el deseo de ser una joven común y ordinaria como otras muchachas del lugar.

Estas preocupaciones le llevaron, como anteriormente lo habían hecho, hasta las islas Mirandas, en la ría de Ares en La Coruña. A ellas (que por entonces estaban desiertas) sólo acudían, de vez en cuando, algunos pescadores necesitados de aceite para sacar un poco de él de la boya y poder así calentar su comida.

Sin embargo, en esta ocasión ocurrió algo diferente. Una tormenta sorprendió al duque Froilaz y le arrojó al mar. Él estuvo a punto de morir. Se dice que por hechizos, encantamientos y conjuros de la bruja del Océano, a quien no le bastaba poner al noble en peligro.

La sirena Marina (hermana de la malvada meiga) lo rescató. Él, que era uno de los hidalgos más poderosos de Galicia, quedó perdidamente enamorado, con sólo mirarla. Y ella de él.

Se casaron de inmediato en secreto. Y juntos fueron a vivir al castillo del noble. Por la fuerza de su amor y del deseo y la vida fuera del mar, las escamas se cayeron y su salmonada cauda liberó a sus piernas, haciendo de Marina una mujer.

De la unión con su esposo, nació Don Xoán, que debió su nombre a la Noche de San Juan, en que los celtas celebraban el comienzo del solsticio de verano, cuando los paganos buscaban pareja, recogiendo tréboles, encendiendo y saltando hogueras y bebiendo queimada, mientras los cristianos pedían y obtenían milagros.

el rescate del gentilhombre, el enamoramiento, la metamorfosis de la sirena, y el alumbramiento de su hijo son testimonios tomados como pruebas fehacientes de esas maravillas.

Más tarde, pasado el tiempo, al morir el duque Marina volvió al reino del Océano (su padre). Es por eso que nunca más se oyó a la sirena de las islas Mirandas.

La familia Mariño refiere estos hechos como origen para su linaje, que se remonta al siglo XI, en el gran milenio. Es esa la razón por la cual en su escudo de armas aparece una sirena en medio de azules ondas.

Escudo de armas de los Mariño



Además, en Caldas de Reis hay un relieve que ilustra nuestra leyenda de Marina, la sirena del Mar de Ares.

Por otra parte, las sirenas que toda Europa cuenta haber visto incluso en la Edad Media, no volvieron a aparecer en el Viejo Mundo.

Pero, en el comienzo de la Modernidad, fueron halladas en América. Las buscaremos.