miércoles, 1 de febrero de 2017

El arte de la esquina

Boletín 115 Año X
Febrero de 2017



Lavanderas en Arlés - Gauguin


SUMARIO


Apuntes para una Estética del Posimpresionismo 

A Ricardo Piglia
Castigos...los justos
Laocoonte





Apuntes para una Estética del Posimpresionismo (Sexta parte)


Texto. Lic. Alicia Grela Vázquez

Imagen: Prof. Elsa Sposaro


Paul Gauguin después de la quiebra de la Bolsa de valores de París, se trasladó a la Bretaña, que por esa época era el centro de una tendencia experimental nueva para jóvenes pintores: la Escuela de Pont–Avén. En Pont-Avén Paul Gauguin también hizo amistad con Charles Laval.


Autorretrato – Charles Laval




Todavía vida con el perfil de Laval - Gauguin


Cada uno de estos artistas le aportó algo. En la escuela tomó de Emile Bernard (uno de los primeros integrantes) elementos y técnicas del cloisonismo y disputó con él la creación y autoría de la corriente renovadora.



Emile Bernard – Toulouse-Lautrec





Campesinos bretones en un prado – E. Bernard




Cuatro bretonas – Gauguin



Por otra parte, a Charles Laval le hizo su compañero de viaje a la América Central, con quien fue desde Panamá a Martinica, donde se instaló y detalló en unos pocos paisajes muy animados vívidos fuertemente elogiados por Vincent van Gogh. Allí también trabajó en el primitivismo artístico, y su producción sirvió de antecedente a los nabíes.



Paisaje de Martinica - Gauguin


Este movimiento, al alejarse del Naturalismo y del Impresionismo, derivó en el Sintetismo, con los aportes de Gauguin, a quien se le considera el fundador. Pretendió integrar los sentimientos del artista plástico en relación con su obra, la naturaleza y los temas estrictamente estéticos como la forma y el color. Esta corriente luego se vinculó con el simbolismo.


La visión después del sermón: Jacob y el ángel - Gauguin



El arte medieval, desde sus pinturas y vitrales con su falta de perspectiva, sumado a las estampas orientales (que su tutor artístico del momento veneraba) produjo un gran cambio en su producción pictórica, que le permitió hacer diseños que avanzaran sobre lo utilitario.



Leda – Gauguin



Otro hito en la historia personal y artística de Gauguin fue la invitación que Vincent van Gogh le hizo, en 1888 para que se instalara con él en Arlès. Su permanencia en el sur de Francia le permitió apreciar los grabados japoneses que su amigo reverenciaba y como él los incluyó en sus obras.



Bodegón con impresión japonesa – Gauguin




van Gogh pintando girasoles - Gauguin



Los meses que pasó en casa del genial holandés fueron productivos en charlas, salidas  y creaciones. Pero la convivencia provocó un muy lamentable altercado, que algunos interpretaron mal y lo catalogaron como un intento de homicidio. Después de este suceso, Gauguin abandonó el lugar.


La casa amarilla – van Gogh


Al año siguiente Gauguin manifestó un gran cambio en su estilo, señalado por algunas marcas del arte bretón primitivo, al usar áreas extensas y planas de colores encendidos.



El Cristo amarillo – Gauguin




A Ricardo Piglia

Texto. Lic. Alicia Grela Vázquez

Imagen: Prof. Elsa Sposaro



Hoy puede considerarse con un escaso margen de error, que los argentinos están divididos en dos bandos mutuamente excluyentes. Este enfrentamiento quizás sea el heredero del que hubo a partir de la Independencia de España, entre unitarios y federales, porteños y provincianos; y que cambiando su imagen con el correr del tiempo, pasó a separar a peronistas y antiperonistas, hasta asumir la forma actual (macristas vs kirchneristas).





Unitarios y Federales



 Este mismo antagonismo hizo que en 1955 Ricardo Piglia (por entonces adolescente) dejase con su familia de residir en Adrogué (Gran Buenos Aires). Allí había vivido desde su nacimiento en 1941, hasta trasladarse a Mar del Plata, por las razones políticas que justificaban  la persecución de los opositores, por el único argumento necesario: la fuerza. Esto fue experimentado por él como un terrible desarraigo. Posteriormente estudió Historia en la ciudad de La Plata.




Borges en Adrogué



El quiebre del orden legal se produjo en 1966 por el golpe de estado que derrocó al Presidente Illia.  Se impuso  una nueva  dictadura militar, encabezada por el general Onganía. Este lobo, con piel de cordero debería haber sido un garante de la Constitución Nacional. En cambio como golpista atentó contra ella.




Asunción presidencial de Onganía

              

En medio de esas circunstancias y otras igualmente penosas, como “la noche de los bastones largos” (en que la policía irrumpió en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales)  Ricardo Piglia dejó el país, para encontrar en los Estados Unidos trabajo y exilio. Allí enseñó en las Universidades de Harvard y Princeton, rodeado de respeto y afecto, siendo un referente para la Literatura Latino Americana, hasta  jubilarse como docente en el 2010.



Ricardo Piglia


En  1983 Alfonsín intentó encauzar institucionalmente el país y rodeado de “caras pintadas” y conatos de levantamientos militares procedió realizar un juicio a la Junta, bajo el lema: “Nunca Más”, procurando restaurar la Memoria, Verdad y Justicia. En ese ámbito y el muy específico de Filosofía y Letras de la UBA, en la cátedra de Literatura Jorge Panesi, Enrique Pezzoni  dieron a conocer  al novelista que era ya renombrado internacionalmente.





       Jorge Panesi   

        

    
 Enrique Pezzoni



Así fue  que toda una generación que lo desconocía supo de Ricardo Piglia y lo leyó. Comprendió que el escritor se había aproximado a los libros policiales por una necesidad profesional, cuando dirigía la Serie Negra para una editorial. Los estudiantes descubrieron en sus escritos una doble influencia: una oral y popular, como la de Faulkner y Kafka, y otra de las vanguardias, más propia de Joyce y Puig.



      Franz Kafka  



    
 William Faulkner



J. Joyce




Manuel Puig



También se enteraron de algo más: Ricardo Piglia fue un destacado crítico literario que era ya tenido por el mejor ensayista (después de Borges). Esto la Televisión Pública pudo capitalizarlo algún tiempo después, exhibiendo sus ensayos sobre Sarmiento, Borges, Arlt  y Macedonio Fernández. Además, para el mismo medio elaboró el guion de “Los siete locos” de Roberto Arlt. Por ello se entiende que lo de “la caja boba” no es necesariamente verdadero o no siempre lo es.


Recibió muchos premios por como escritor de novelas y cuentos. Pero fue conocido por el gran público por aquellos libros suyos que sirvieron de base para las películas “Comodines”, de 1997 dirigida por Jorge Nisco y “Plata quemada”, de Marcelo Piñeyro, estrenada en el 2000.







  

Compartió el desarraigo en USA con su esposa, la artista Martha Eguía.  Pero, también con ella en el año 2011 Ricardo Piglia volvió a la Argentina. A poco de llegar se le declaró una rara enfermedad degenerativa: esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que  afectó progresivamente a las neuronas que controlan los músculos. Pese a tal limitación continuó su labor creativa con la asistencia de Luisa Fernández, su colaboradora literaria.




A. Di Tella, A. Díaz Quiñones, Ricardo Piglia y Beba Eguía





Su prepaga de salud (Medicus). Dado que el seguro se negó a suministrarle los medicamentos para su tratamiento, fueron su esposa y amigos quienes se hicieron cargo. Se requirió de una orden judicial para obtener alguna respuesta, según dio a conocer Leila Guerrero en un artículo que publicó en “El País” el 6 de enero de 2016.




Murió en enero del 2017, quien el 30 de mayo del 2015 había dicho:


“Yo tengo una sensación -¿cómo llamarla?- eufórica o negadora de la muerte. Mi noción es que en la vida no hay finales. Es decir, que uno no es consciente de la escena del final”, dijo entonces.









Castigos… los justos

Texto. Lic. Alicia Grela Vázquez


Imagen: Prof. Elsa Sposaro



¿Cuál sería la razón para castigar a Laocoonte, el sacerdote de Apolo en Ilión? Homero al cantar la epopeya de la Guerra Troya dio una buena justificación, Virgilio también lo hizo e incluso Plinio. A las versiones literarias se les suma la dada por la tradición popular.

Tras diez cruentos años de lidiar en peleas y luchas, ejemplares y grupales que no lograron definir a un vencedor, la diosa Minerva inspiró a Ulises para lograr la victoria: el caballo de madera en cuyo interior guardaría los soldados que tomarían la ciudad.



Caballo de Troya


La princesa vidente Casandra lo había anticipado, pero los suyos no le creyeron. Laocoonte la avaló. Él expresó su escepticismo afirmando que dudaba de los griegos, sobre todo cuando venían trayendo presentes. En el mundo de habla hispana se diría: “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía.”

Laocoonte propuso quemar el regalo y hasta lanzó antorchas encendidas contra el obsequio divino. La Virgen Atenea envió a las serpientes Caribea y Porce, salidas del mar a devorar sus más preciadas posesiones: sus dos hijos. Él, como amante padre, salió a defenderlos y como ellos fue engullido.


Laocoonte - Brescia








No se puede desafiar a la divinidad de los ojos verdes, como lo demostraron las experiencias de Aracné y Medusa, sin esperar las consecuencias indeseables de la penalidad. Lo punitivo está indisolublemente ligado a la ofensa, como una acción a la reacción. 
                                                                                                  
La Literatura consagra este mismo relato con algunas variantes. El pueblo recoge otras en que Laocoonte se hace acreedor de ese castigo al romper la prohibición de casarse y tener hijos (que regía para los sacerdotes de Apolo) al esposar  a Antiopa y procrear con ella.


Lacoonte y sus hijos - El Greco



Otro de los argumentos condenatorios dice que Laocoonte ante la imagen de Febo se unió en himeneo con su mujer. Esto fue  considerado como una profanación. La penalidad impuesta en todos los casos es la misma: las serpientes devoradoras de las infortunadas víctimas.




Laocoonte (Pareados)



Prof. Graciela Sovrán Haro
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


Laocoonte y sus hijos – Escuela de Rodas

                            
                  

Dramatismo y dolor en esta escena.
Dos serpientes hacen estallar las venas.

Un hombre y sus dos hijos agonizan,
En rítmicos crepúsculos se abisman.

Castigo fatal trajo la diosa Minerva
Por la advertencia del presente griego a Troya.

Diez años de guerra con los griegos;
Fatales decesos de jóvenes guerreros.




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