sábado, 19 de abril de 2014

El arte de la esquina



El arte de la esquina
Boletín mensual Nº 81-Año VII
Abril  de 2014

Place de Clichy - Eduardo Manet


SUMARIO

Apuntes para una Estética del Impresionismo (Sexta parte)

El pan y el vino



Apuntes para una Estética del Impresionismo (Sexta parte)

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro


París a mediados del siglo XIX se convierte en la capital cultural del mundo. Napoleón III encarga al Barón Haussmann, prefectote la Región del Sena, la transformación de la Ciudad Luz, que así consigue un nuevo trazado con diagonales y bulevares. 


Napoleón III



Barón Haussmann



Grand boulevard - Renoir


También obtiene mejores redes de servicios sanitarios (agua y alcantarillado, por ejemplo) y transportes urbanos (trenes).


La Gare Saint-Lazare - Monet

La reestructuración pone en valor espacios verdes ya existentes (como el jardín de las Tullerías y de Luxemburgo) y crea otros nuevos (Bois de Boulognes y de Vincennes).



La Música en las tullerías -Manet


También construye espacios públicos: teatros, auditorios y museos, escuelas, bibliotecas, hospitales, cárceles y cementerios. La remodelación puebla de monumentos y música las calles.

Pero en el nuevo trazado se facilita además el rápido acceso de las tropas para la represión de las manifestaciones de disidentes; disolver aglomeraciones de obreros; sofocar las escaramuzas de los revolucionarios y combatir a los libertarios en sus barricadas.


Rue Montorgueil - Monet


En este contexto se desarrolla el movimiento impresionista. Este ambiente es el que se muestra en algunas pinturas, pues los artistas no pueden sustraerse a los entornos de los que surgen. Es así que no omiten la agitación pública ni lis grandes hitos que la muchedumbre protagoniza en 1830, 1848 y 1871…

Rue Mosnier - Manet


En ese año se produce el establecimiento de la Comuna de París, cuyos antecedentes históricos son las prácticas medievales, las teorías anarquistas y las doctrinas del socialismo utópico.


Robert Owen



Mihail Bakunin



Proudhon - Courbet


Es entonces cuando el pueblo en armas consigue (por un breve lapso) confrontar con el poder, no sólo desafiarlo, sino disputar con el régimen imperante y vencerlo, al empoderarse.



EL PAN Y EL VINO

Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez
Imagen: Prof. Elsa Sposaro

Don Ramón era el cura de la parroquia que instruía a los niños de la aldea para que se acercasen bien preparados a su primera comunión. En sus clases de catequesis incluía un relato, que presentaba como parte de la historia local y que, con otras narraciones, integraba un corpus mitológico popular.

Nos contaba que, comenzado el segundo milenio, sin que hubiese ocurrido el tan anunciado como temido “fin del mundo”, la gente intentó volver a sus actividades cotidianas y a las preocupaciones seculares.

En lo alto del monte vivía un paisano solitario, apodado “Santo” (y de pequeño “Santín”) y que probablemente en la pila bautismal obtuviera como nombre “Santiago”. Era él un buen cristiano, de profundas creencias religiosas.


En un muy frío día invernal, en medio de una tormenta de viento y nieve, decidió subir hasta el monasterio. Éste se emplazaba en una sobria y noble construcción románica, a gran distancia y para peor, cuesta arriba de la casa del rústico santón.





Monasterio de San Pedro - Soandres


A pesar de todo, atravesando la fraga y herido por las agujas heladas que se posaban en las matas y colgaban de las ramas de los árboles, consiguió llegar. Tras acceder al sacro recinto, encontró a un fraile celebrando la misa.

El monje no era una persona de mucha fe y viendo sólo superficialmente a aquel viejecito astroso, cubierto de escarcha y aterido, que se apoyaba en el comulgatorio, pensó para sus adentros sin caridad ninguna:
                         
“¡Tanto sacrificio, total para un pedazo de pan y un poco de vino!”...”¡Hay que estar loco para salir de casa con este mal tiempo!”...”¡Con lo bien que estaría en su hogar, protegido del temporal, arrimado a un buen fuego!”


Nuestro piadoso catequista agregaba, a modo de crítica, que el tonsurado lejos estaba del espíritu que en los libros medievales supo combinar la caballería y la religión, en torno al Santo Grial. Este recipiente sirvió para instituir la eucaristía como sacramento y se constituyó en icono disparador de infinitas fantasías, a partir de la Última Cena de Jesús con los Apóstoles.



La Última Cena - Leonardo da Vinci


Después de dicho esto siguió con la descripción y el relato que había interrumpido.

El monje, alejándose del hostiario, debía elevar en ese preciso momento los objetos de culto para su consagración. Tenía que efectuarse la transustanciación eucarística. Pero el oficiante, en medio del recinto, ante el altar, quedó paralizado de asombro.

Es que él vio en sus propias manos ¡el pan convertido en carne y el vino, en sangre! Eso no era de manera simbólica, no una forma literaria, sino absolutamente real, visible, tangible y ponderable.


Y, como si fuera poca esa maravilla, la imagen de la Virgen, que estaba a un lado del altar, (que se dice procedía del siglo XII) inclinó la cabeza y así es que aparece y se la puede ver aún hoy, con la mirada dirigida hacia abajo.



Talla de la Virgen María


El párroco aseguraba que de esta leyenda nació la gran devoción al Milagro Santo del Monasterio de Soandres. También se refería a que en varias ocasiones quisieron llevar la reliquia para Compostela y otros sitios, pero nunca pudieron.

 La razón de esto, según se menta es que los bueyes que tiraban del carro que la cargaba, se detenían. Los animales no daban un paso. No se movían por mucho que los azuzaran o los castigaran. Es así que la escultura milagrosa quedó definitivamente en el lugar.

NOTA

Ésta es sólo una de las leyendas del Monasterio, referidas a un hecho religioso y da pie a múltiples interpretaciones y posibilita la elaboración de muchas otras versiones originadas en otros lugares y tiempos diferentes.

Así  es la construida en torno a la Virgen de Luján (en la provincia de Buenos Aires, Argentina) que, aunque estaba destinada para otro lugar, se quedó allí, constituyéndose en objeto de culto.

Hacia 1630 llegaron a la ciudad de Buenos Aires dos imágenes de arcilla de buena calidad, encargadas desde el virreinato del Río de la Plata y provenientes de Pernambuco (Brasil), para permitirle al cliente elegir una de ellas e instalarla en Córdoba del Tucumán.

Al hacer un alto en el camino, cerca del río Luján, no pudieron luego los bueyes mover la carreta cargada con ambas, como lo habían hecho hasta allí. Obligados por la fuerza de las circunstancias, dejaron una, la que impedía avanzar.

Pasado el tiempo, se construyó en las proximidades una capilla que dio origen a la ciudad, que es meta de las peregrinaciones anuales dedicadas a la Virgen en su festividad del ocho de mayo.  


Virgen de Lujan

También pudo ser que aquellos relatos diesen lugar a otros, por las numerosas superposiciones de mutantes tradiciones orales, de ritos paganos (celtas y romanos) con otros provenientes del cristianismo y otras creencias.

Componentes mágicos y religiosos generaron, a lo largo del tiempo, una fusión, trasposición e hibridación de elementos, que juntos enriquecieron la cultura derivada de ese largo proceso de reelaboración.



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